La clonación de mascotas implica crear un animal genéticamente idéntico a otro mediante la transferencia nuclear de células.
La clonación de mascotas se ha convertido en un fenómeno creciente y controvertido que combina avances científicos, lazos emocionales profundos y costos elevados. Esta práctica ofrece a los dueños la posibilidad de reavivar una conexión con sus animales fallecidos a través de una copia genética.
Si bien para algunos representa una forma de revivir el amor perdido, otros lo ven como una extensión problemática de la biotecnología. En este artículo, exploramos en qué consiste el proceso de clonación, cuánto cuesta y dónde se realiza.
¿Qué es la clonación de mascotas?
La clonación de mascotas implica crear un animal genéticamente idéntico a otro mediante la transferencia nuclear de células somáticas. El proceso comienza extrayendo células del animal que se desea clonar, que se insertan en un óvulo sin núcleo. Luego, el embrión resultante se implanta en una madre portadora.
El resultado es un animal que comparte el ADN del original, aunque no necesariamente será una réplica exacta en términos de comportamiento o personalidad, debido a factores ambientales.
La historia de la clonación de animales comenzó con la famosa oveja Dolly en 1996. Desde entonces, la tecnología ha avanzado significativamente y se ha aplicado a perros, gatos, caballos y otras mascotas. Aunque sigue siendo un procedimiento complejo, los avances han mejorado su tasa de éxito y su accesibilidad para ciertos grupos de consumidores.
¿Cuánto cuesta clonar una mascota?
El precio de clonar una mascota sigue siendo elevado, lo que limita el acceso a esta tecnología a un sector pequeño de la población. En general, clonar un perro puede costar entre 50 mil y 100 mil dólares, mientras que los gatos se encuentran en un rango de 30 mil a 50 mil dólares (600 mil-un millón de pesos mexicanos). Los costos incluyen la recolección y almacenamiento de células, la transferencia de embriones y la crianza del animal hasta su nacimiento.
Empresas como Viagen Pets, con sede en Texas, Estados Unidos, son líderes en el mercado de clonación de mascotas. Fundada en 2015, esta compañía ha clonado cientos de perros y gatos. Aunque se reconoce su trabajo, el debate ético sigue presente, ya que muchos cuestionan si la clonación es una forma legítima de recordar a una mascota o un lujo costoso que desvía recursos de otras causas importantes, como el rescate y la adopción.
Países donde se clonan mascotas
Estados Unidos, Corea del Sur y China lideran el sector de la clonación de mascotas. En Estados Unidos, empresas como Viagen Pets han ganado notoriedad, mientras que en Corea del Sur, Sooam Biotech fue pionera en el mercado. Esta última ha clonado más de mil perros y ofrece sus servicios a nivel global. China también ha avanzado con compañías como Sinogene, que se dedica a la clonación de perros y gatos.
En Europa, la clonación de mascotas es menos común debido a restricciones legales y consideraciones éticas. Aunque no está totalmente prohibida, el continente europeo ha sido más cauteloso respecto a esta práctica, enfocando sus recursos en aplicaciones médicas y agrícolas de la biotecnología.
Controversias
La clonación de mascotas genera un debate ético profundo. Los defensores argumentan que ofrece consuelo a las personas al permitirles revivir su conexión con animales queridos. Sin embargo, los detractores destacan el costo elevado, los riesgos asociados con el procedimiento y el impacto en el bienestar animal.
Los procesos de clonación no siempre tienen éxito; es común que se produzcan malformaciones, problemas de salud y tasas altas de mortalidad en los embriones.
Además, la clonación no garantiza una copia exacta de la mascota fallecida. Factores como el entorno, la crianza y las experiencias pueden influir en el comportamiento del animal clonado, lo que significa que no se puede replicar su personalidad original.
La Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad contra los Animales (ASPCA, por sus siglas en inglés) ha manifestado su preocupación por el sufrimiento de los animales utilizados como madres portadoras o sujetos experimentales en la clonación. También insta a los dueños de mascotas a considerar alternativas éticas, como la adopción, en lugar de recurrir a prácticas costosas y controvertidas.