FAMILIARES Y AMIGOS ENTRE LA TRISTEZA Y LA INDIGNACIÓN
Tras velarla en la capilla La Fe, fue trasladada a su última morada en el panteón San Antonio
Karla Cortez
La Prensa
SABINAS, COAHUILA.- Este viernes, familiares, amigos, compañeros de clase y profesores se despidieron con profundo dolor de Jimena Alejandra Medina Márquez, una joven de 17 años cuya vida fue truncada de la forma más trágica. Tras ser reportada como desaparecida el 10 de noviembre, la noticia que nadie quería escuchar llegó el 14 de noviembre: Jimena fue hallada sin vida. La comunidad se encuentra consternada, y su partida deja una huella imborrable en todos los que la conocieron.
Jimena cursaba el tercer semestre de preparatoria en la Universidad Autónoma del Noreste (UANE) y trabajaba en el restaurante Sushi Sharo. Vivía con su abuela en la colonia Santo Domingo, donde todos la conocían como una joven principalmente amiguera, alegre, llena de energía y de sueños por cumplir.
Hoy, esa sonrisa ya no volverá a iluminar los pasillos de la escuela, ni a llenar de risas las jornadas laborales con sus compañeros. No volverá a bromear ni a compartir momentos con su abuela, quien se queda solo con el doloroso recuerdo de la forma en que le arrebataron a su amada nieta, quien ya no regresará a su hogar.
Un adiós en medio del dolor
La despedida de Jimena tuvo lugar en la capilla de velación La Fe, donde familiares y amigos se reunieron para rendirle un último homenaje lleno de lágrimas y recuerdos.
Más tarde, su cuerpo fue trasladado al panteón San Antonio, donde fue sepultada, en un camposanto abarrotado, que marcó el cierre de un capítulo cruel en la vida de quienes la amaron.
Feminicidio y exigencia de justicia
La muerte de Jimena no fue un simple accidente ni una desaparición más; fue un feminicidio. El 10 de noviembre, Jimena salió de su trabajo, pero nunca regresó a casa. Fue asesinada a tan solo cinco calles de su hogar, en la colonia Santo Domingo, por un joven de 17 años, aunque aún se desconocen los detalles del móvil del crimen.
Jimena ya no podrá cumplir sus sueños, ni abrazar a su familia. En medio del sufrimiento, la familia de Jimena mantiene la esperanza de que se haga justicia y de que el asesinato de su hija, hermana y amiga no quede impune. Jimena ya no volverá, pero su recuerdo y su legado perdurarán en los corazones de todos aquellos que la conocieron.