La comparación es inevitable, pero gestionarla adecuadamente es clave para proteger nuestro bienestar
Compararnos es una tendencia natural del cerebro humano. A nivel cognitivo, nos ayuda a procesar información y analizar la realidad, mientras que a nivel psicológico, contribuye a construir nuestra identidad y fortalecer la autoestima. Sin embargo, esta práctica puede convertirse en una fuente de frustración si no aprendemos a gestionarla adecuadamente.
“Cuando nos comparamos, identificamos o distinguimos aspectos de otras personas o situaciones para reconocer nuestra singularidad y conocernos más», explican los expertos en crecimiento personal del Enric Corbera Institute. Aunque este proceso suele ser inconsciente y automático, sus resultados son subjetivos.
Según los especialistas, nuestras conclusiones están influenciadas por un “marco de referencia utópico” que refleja nuestras aspiraciones y complejos más que la realidad objetiva.
-La comparación: el ladrón de la alegría
El expresidente estadounidense Theodore Roosevelt acuñó una frase célebre al respecto: “La comparación es el ladrón de la alegría». Esta afirmación resuena aún más en la era de las redes sociales, donde la constante exposición a las vidas aparentemente perfectas de otros puede ser emocionalmente devastadora.
Arthur Brooks, experto en felicidad de la Universidad de Harvard, destaca cómo las redes amplifican este efecto: “Solo necesitas unas horas en Instagram para sentirte mal contigo mismo, porque comparas tu realidad con la percepción distorsionada del éxito de los demás. Nada bueno puede salir de eso”.
Por su parte, Jonathan Haidt, psicólogo social y autor de La generación ansiosa, señala que las mujeres son más vulnerables a los efectos negativos de la comparación social, especialmente en plataformas como Instagram. Además, destaca el impacto del perfeccionismo socialmente prescrito, un tipo de perfeccionismo que surge cuando las personas sienten que deben cumplir expectativas impuestas por otros o por la sociedad en general.
Este fenómeno afecta más a las mujeres, que experimentan mayores tasas de ansiedad y estrés relacionados con su apariencia y desempeño social.
Cómo proteger tu felicidad de la comparación
Reflexiona sobre tus proyecciones: Los especialistas del Enric Corbera Institute sugieren analizar qué parte de nosotros mismos se refleja en las personas con las que nos comparamos. Preguntarnos: ¿Qué deseo o rechazo en esa persona? ¿Qué revela esto sobre mí?, puede transformar la comparación en una oportunidad para conocernos mejor.
Utiliza la envidia como impulso: La envidia, aunque incómoda, puede ser una herramienta de autoconocimiento. Según los expertos, esta emoción refleja nuestras carencias de autoaprecio y confianza. Si la aceptamos y analizamos, puede convertirse en una motivación para evolucionar y trabajar en nuestras metas personales.
Si bien la comparación es inevitable, gestionarla adecuadamente es clave para proteger nuestra felicidad. En lugar de permitir que se convierta en una fuente de frustración, podemos usarla para reflexionar, crecer y acercarnos a una versión más auténtica y segura de nosotros mismos.
POR: EL UNIVERSAL