¡Feliz día del músico!
Néstor Torres es el último Secretario General de la icónica Sección 147, quien ahora sale a la calle a trabajar como acordeonista en Fara-Fara, además de hace composiciones para enamorados despechados
Alberto Rojas Carrizales
LA PRENSA
Entrenando diariamente la movilidad de sus dedos para dominar el acordeón en bares y fiestas, también el ‘feeling’ para componer música personalizada que le encargan enamorados y despechados, así se gana la vida Néstor Torres, el último Secretario General en la historia de la icónica Sección 147, también trabaja en una tienda de conveniencia acomodando mercancías.
Este viernes es Día de Santa Cecilia patrona de los músicos que inspirados en sus alegrías y tristezas crean tonadas, pero también acomodan letras y música a partir de historias y narrativas de otras personas, en el caso del cierre de AHMSA miles de dramas emergieron entre fuertes dosis de estrés, angustia, depresión y sequía financiera en los bolsillos.
Torres, sale a la calle trabajando de acordeonista en Fara-Fara en eventos sociales, bares o cantinas con compañeros que rasgan el contrabajo y guitarra con el mejor de los esfuerzos para pintar de alegría la fiesta familiar entre bullicios, gritos, algarabía y tragos, también hace grabaciones y enseña a tocar el instrumento.
El año pasado cuando AHMSA empezó a hundirse sin remedio, Néstor Torres fue llamado a ejercer el cargo de secretario General de la Sección 147 tras la renuncia del titular, justo en medio de huracanados episodios violentos entre grupos sindicales, pero sus habilidades han sido siempre en la música para subsistir económicamente con su familia.
Integrante de una familia de músicos, Néstor Torres, dice que sus compañeros trabajadores le hacen la lucha ejerciendo habilidades naturales, otros trabajan con puestos de comida, incluso emigrando al sur de Coahuila o al extranjero.
El ahora ex trabajador de la Siderúrgica 1 de Altos Hornos de México tras la quiebra, manifestó que en ocasiones tiene trabajo de músico dos veces por semana a diferencia de tiempos anteriores a la gran crisis cuando el “jale” era permanente. “Hago grabaciones, un amigo me ayuda a componer la letra de la canción que pide el cliente, y yo hago la música”, dice Torres.
Cuando el cliente los contrata, es entonces cuando “El Chino” Torres, alista sus botas, el traje vaquero, y sale a trabajar con su identidad norteña expandiendo y achicando el acordeón en busca de la subsistencia. Al igual que todos los trabajadores de AHMSA está en una situación especial complicada por el cierre de lo que fue un complejo siderúrgico.
La música y su labor en una tienda de conveniencia le permite ingresos para vivir con lo esencial, insiste en que la actividad mermó porque anteriormente eran sus propios compañeros de trabajo en AHMSA los que lo contrataban. Ahora la situación de lo que fue la acerera parece que le da más “feeling” al momento de tocar la música norteña, cumbias, boleros, son sentimientos claroscuros, es la añoranza, la melancolía, de ahí salen las mejores notas musicales.