Muchas personas detestan la Navidad por motivos diversos, desde malos recuerdos de la infancia, hasta las aglomeraciones, el tráfico e incluso el hecho de sentirse obligados a dar regalos.
A tan solo un mes de que se celebren Noche Buena y Navidad, seguramente muchas personas ya se han contagiado de ese espíritu festivo que anuncia la llegada de las celebraciones decembrinas, incluso hay quienes ya colocaron su árbol y demás adornos propios de estas fechas a fin de lograr un ambiente acogedor.
Sin embargo, aunque miles de personas disfrutan de estas celebraciones y de todo lo que implica, muchas otras detestan estas fechas y los motivos son diversos, desde malos recuerdos de la infancia, hasta las aglomeraciones, el tráfico e incluso el hecho de sentirse obligados a dar regalos, son algunas de las razones por lo que llegan a odiar la Navidad.
¿Qué significa odiar la Navidad desde el punto de vista psicológico?
Especialistas en neurociencias y psicología se dieron a la tarea de explicar por qué la Navidad resulta tan abrumadora para algunas personas y no siente ningún tipo de ilusión por celebrarla. Si te encuentras entre este grupo o te resulta difícil comprender por qué alguien podría sentirse así, te invitamos a descubrir las razones psicológicas que pueden estar detrás de esta actitud.
La psicología ofrece varias explicaciones que pueden ayudar a entender este fenómeno, y uno de los factores más comunes es el estrés que la temporada navideña puede generar, pues para algunas personas, la Navidad está asociada con un cúmulo de responsabilidades y expectativas, lo que puede transformarla en una época de ansiedad y agotamiento.
Las compras para encontrar el regalo perfecto, las cenas familiares o las reuniones sociales pueden ser abrumadoras, si a esto se suma la afluencia masiva de personas en los centros comerciales, la presión por elegir el obsequio ideal para cada ser querido y el temor de no cumplir con las expectativas de los demás son solo algunos de los factores que contribuyen a esta sensación de descontrol.
Por si eso fuera poco, a este estrés se le suma la preparación de la cena de Navidad que suele recaer en unas cuantas personas, además del gasto que implica comprar ingredientes como el pavo, y que también es un factor que se suma al estrés decembrino.
Otros factores psicológicos que pueden contribuir a que algunas personas rechacen la Navidad es la denominada “soledad emocional” que suelen experimenta aquellas personas que han sufrido pérdidas familiares, rupturas o dificultades personales, pues la Navidad puede acentuar la sensación de ausencia o vacío, convirtiéndose en un recordatorio doloroso.
Es por eso que, en caso de que una persona conocida no comparta las creencias religiosas o bien rechace la idea de la Navidad, lo mejor es respetarla y no obligarla a participar en las festividades, pues desde su experiencia personal estas celebraciones no son trascendentes y es posible que ni siquiera se sientan identificadas con ellas y termine por asociarla con emociones negativas.
POR: EXCELSOR