Desde el 3 de diciembre, fieles católicos recorren las calles como preparación para la gran fiesta guadalupana que se celebrará los días 11 y 12 de diciembre
Por: Lucero Velázquez
LA PRENSA
Las calles del Pueblo Mágico de Parras han sido tomadas por cientos de feligreses católicos que, desde el pasado 3 de diciembre, participan en copiosas peregrinaciones en honor a la Virgen de Guadalupe. Estas actividades forman parte de los preparativos para el magno festejo dedicado a la “Morenita del Tepeyac”, que se celebrará el próximo miércoles 11 de diciembre.
Durante la primera semana del Novenario Guadalupano, se unieron transportistas, grupos de católicos provenientes de las zonas poniente, norte, centro y sur de la ciudad, pastoral rural, grupos parroquiales, centros de catecismo, y trabajadores peregrinos.
Estas demostraciones de fe han estado acompañadas por los tradicionales matlachines, cuyas coloridas danzas son una forma de alabanza y devoción.
El lunes 9 de diciembre, se sumará la comunidad de la Parroquia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, mientras que el martes 10 será el turno de los estudiantes.
El miércoles 11 de diciembre se llevará a cabo el magno festejo en el santuario de la Virgen de Guadalupe, iniciando a las 6:00 horas con el tradicional Rosario de la Aurora. A las 23:00 horas se oficiará una misa especial, seguida de las Mañanitas a la medianoche, marcando la llegada del 12 de diciembre, día de su festividad.
Las actividades comenzarán el jueves 12 con misas programadas a las 9:00 y 12:00 horas, además de la bendición de los niños a las 16:00 horas, otra misa a las 17:00 y la Hora Santa a las 19:00.
El fervor y la devoción guadalupana no solo unen a la comunidad de Parras, sino que también fortalecen los lazos familiares y vecinales, ya que estos eventos son un reflejo de la profunda fe y tradición que caracteriza al Pueblo Mágico de Parras de la Fuente.
Las peregrinaciones, danzas y celebraciones no solo son un homenaje a la Virgen de Guadalupe, sino también una oportunidad para que los feligreses renueven su espiritualidad y vivan momentos de unidad y reflexión.
Además, estas festividades generan un ambiente de alegría y esperanza, donde las calles de Parras se convierten en un escenario lleno de color, música y sentimientos de gratitud. La celebración reafirma el compromiso de la comunidad con su herencia cultural y religiosa, dejando una huella imborrable en quienes participan año tras año.