Toda su historia laboral de 40 años la dejó en la acerera, y él como miles de trabajadores se sumió en la más profunda depresión, pero el instinto de supervivencia lo sacó a peregrinar por un empleo para cubrir las necesidades escenciales
Alberto Rojas Carrizales
LA PRENSA
Cuando la depresión se estacionó en miles de trabajadores de Altos Hornos de México, en Faustino Silva no fue la excepción, la aflicción tocó las puertas de su casa, se congestionaron las emociones perniciosas, su entorno ensombreció, y ni un peso en los bolsillos frente a una larga lista de necesidades y cuentas por pagar.
Dos años después de que AHMSA dejó de producir y se vive la segunda Navidad nostálgica, Silva intenta dar vuelta a la página en su vida laboral antes de entrar a la cesantía luego que de Monclova como capital del acero ya solamente la etiqueta queda, y sus ex trabajadores con días complicados porque las carencias no amainan.
En entrevista radiofónica con la periodista Gloria Jaramillo en la 98.7 FM, confiesa amaneceres donde el subconsciente lo transporta por segundos a tiempos en que presuroso deja la cama para dirigirse al trabajo, pero luego retorna a la realidad, AHMSA está cerrada; otras veces en el camión rumbo a su colonia llega la melancolía de cuando se transportaba a la factoría.
En 1982, Silva a sus 17 años vagaba por la plazuela Alonso de León cuando fue reclutado para ingresar a trabajar a lo que se conocía como “El Cinco” debido al Alto Horno 5, ahora 42 años después, los recuerdos de su vida laboral corren como una película de reversa, de la época de vacas gordas, a la época de vacas flacas, igual que el sueño del faraón en el pasaje bíblico.
El ex trabajador de Planta Peletizadora de la Siderúrgica II se quiebra al evocar los días posteriores al cierre de AHMSA cuando casi en situación de indigente recorría kilómetros caminando calles y avenidas para dispersar solicitudes de empleo, pero entonces surgía el clásico y típico; “nosotros le vamos a hablar”, la llamada telefónica nunca llegaba.
Otros de plano desbarataban directo sus aspiraciones al decirle que no podían contratarlo por su edad debido a que las personas mayores de 50 años, algunas compañías los consideran de alto riesgo de ausentismo por enfermedades e incapacidades parciales permanentes, ahora es vigilante en una compañía de seguridad.
Vecino de la colonia Progreso, dice que a sus 59 años de edad la cesantía aún está lejana, pero lamentó que el cálculo de las pensiones en el IMSS está en caída libre, ya que por ejemplo como obrero de AHMSA cotizaba promedio de mil 400 pesos diarios, y actualmente 680 pesos, cuando llegue su retiro, habrá tocado fondo.
Silva, afirma que, en conversaciones telefónicas con ex compañeros, le dicen que laboran actualmente en complejos industriales de San Luis Potosí, Querétaro, entre otras ciudades, hacia donde tuvieron que emigrar exportando su mano de obra calificada, y que expresan que difícilmente retornarán a Monclova pues allá ya echaron raíces.
Al momento, únicamente discursos de optimismo en que tras la venta de activos de AHMSA surgirá el dinero para pagarles y que la fuente laboral será reactivada, mientras, el cierre de la fuente laboral es un cuaderno en blanco donde continuará escribiéndose con tinta imborrable los capítulos históricos del Monclova contemporáneo.