por Willem Veltman
Hace 2 años el autor de esta publicación ya platicó sobre el por qué hay presencia de fósiles de dinosaurios principalmente en Coahuila y Chihuahua, y en el resto de México muy poco: hace 100 millones de años el territorio mexicano se encontraba casi todo cubierto de mar, con excepción de los hoy estados de Chihuahua y Coahuila. Y ahí mismo abundaban los dinosaurios. Apenas se estaba formando el “puente” entre los continentes de América del Norte, y del Sur, y del continente existente de Norte América se extendían dos penínsulas en su límite sur, la Península de Aldama (hoy Chihuahua) y Península de Coahuila.
En la Península de Coahuila abundaban lagunas y ríos, y predominaba un tipo de dinosaurio herbívoro, llamado “hadrosaurio”, o popularmente llamado “pico de pato”. Tenía mandíbulas largas y planas, con cientos de dientes pequeños que le servían para captar peces, camarones y plantas en las orillas de las lagunas.
Nuestro grupo de Arqueosaurios durante uno de sus excursiones al campo en octubre del 1998 tuvo la suerte de encontrar restos de un probable hadrosaurio, en el Ejido Las Esperanzas, a medio camino entre Monclova y Saltillo. Salimos un sábado temprano desde el punto de encuentro, el Museo Coahuila y Texas, en dos camionetas. Llegando al Ejido Las Esperanzas, nos reportamos con el jefe del ejido, para pedir el permiso para entrar al campo. Luego procedimos hacia el noreste para llegar a una loma cercana a la entrada del rancho del ex gobernador Enrique Martinez y Martinez.
Hicimos campamento, dos tiendas de campaña, y nos repartimos para explorar diferentes secciones de la loma. En varias partes se observaban restos de huesos de gran tamaño, petrificados e integrados dentro de la roca matriz de la sierra: con gran probabilidad huesos de dinosaurios. También se observaban areas de impresiones petrificadas de antiguo oleaje, de la paleo-costa de hace millones de años. Y bastantes restos fosilizados de caparazón de tortuga.
Se hizo de noche, tuvimos que interrumpir la exploración del área, y acampamos ahí mismo. Al día siguiente, después de un buen almuerzo, seguimos las caminatas por la sierra. Luego encontramos el extremo de un hueso, que salía de un costado de la loma: empezamos a limpiarlo, y descubrimos que no era solo un pequeño pedazo suelto de hueso, pero algo más grande que se extendía hacia el interior de la loma. Por su tamaño, sospechamos que podría ser el fémur fosilizado de un hadrosaurio, el dinosaurio más común en esta región. Lamentablemente desde los años 80’s en Mexico se prohibieron las excavaciones, y no pudimos evaluar la extensión del hallazgo.
El tiempo empezó a empeorar, amenazaba lluvia fuerte. Y lluvia en la sierra puede ser traicionera, y peligrosa, cuando se junta el agua en los cañones. Volvimos a cubrir el hueso fosilizado con la tierra que le habíamos quitado. Y de pronto caía el aguacero, y nos fuimos corriendo a las camionetas, echando las tiendas de campaña en la caja sin tomar el tiempo de enrollarlas bien. ¡Salimos con rapidez hacia la brecha, antes de llegar a atascarnos, hasta olvidándonos de un compañero que todavía andaba en la sierra buscando más fósiles para poder fotografiar y documentar! Nos regresamos a buscarlo, y con suerte lo encontramos, remojadísimo, pero todo bien.
NOTA: En el Museo del Desierto en Saltillo se guardan los restos de un “Tlatolophus Galorum”, un dinosaurio del cretácico tardío, hace 72 millones de años. Tiene 6 mts de largo, y fue hallado en 2013 en el municipio de Gral. Cepeda, un dinosaurio 100% mexicano, ya que no se encuentra en ninguna otra parte en el mundo. ¡Vayan, y visítalo!
Por: Willem Veltman, con apoyo de socios Arqueosaurios A.C. (1997) ~ Luis Alonso Armendáriz Otzuka, Arnoldo Bermea Balderas, Juan Latapi O., José Mariano Orozco Tenorio, Francisco Rocha Garza, Luis Alfonso Valdés Blackaller, Oscar Valdés Martin del Campo, y Ramón Williamson Bosque.
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