por Willem Veltman
Entre las diferentes historias familiares de la región de Monclova y Castaños llaman la atención las del robo de niños y mujeres, robos que los indios cometían mientras asolaban estas regiones hasta mediados del siglo XIX. Una de las historias más conocidas es la del niño Avelino Fuentes de Hoyos, hermano menor del famoso coronel Ildefonso Fuentes de Hoyos. En 6 de junio de 1838 los indios Lipanes raptaron a Avelino (7 años) y a su tía María de Jesús Arciniega (esposa de su hermano mayor Pedro), mientras se desplazaban en compañía de su familia desde Castaños rumbo a Monclova. Durante aquel asalto mataron a Pedro Fuentes, hermano ya adulto de Avelino, y se robaron a su esposa, María Arciniega, quien según la leyenda fue la madre del jefe apache Victorio. Avelino alcanzó a escapar de los Apaches 15 años después, y volvió a su casa en Castaños.
Las incursiones en los estados de Chihuahua, Coahuila, y Nuevo León las efectuaban principalmente 2 grupos indígenas: Lipanes y Comanches. ¡En ocasiones llegaban hasta a San Luis Potosí y Zacatecas! En los años 1830 – 1840 estos dos grupos de indios nómadas comenzaron a incursionar con mayor frecuencia en Coahuila, de acuerdo a las circunstancias en ambos lados de la frontera. Los norteamericanos y otras tribus empujaban a los nómadas de norte hacía sur, y de este hacía oeste. Por otra parte, los mexicanos intentaban contener su avance hacia territorio nacional. Los lugares donde más se sentían los ataques, fue en los asentamientos en el Bolsón de Mapimí, pueblos y haciendas que cercanos a los ríos eran una fuente importante de caballos. También formaban espacios alternos para los indios que acampaban ahí durante temporadas, dada la disminución de sus propios territorios ancestrales.
En la temporada de otoño del 1850 las incursiones se incrementaron en el Bolsón de Mapimí. Joan Manuel Maldonado, jefe militar de la colona de Guerrero, señaló que esa estación era la predilecta para los indios, ya que los caballos se encontraban en su mejor forma, asi como el pasto fuerte y los campos llenos de agua. Las noticias sobre ataques de indios aumentaron en 1851. Ante estas circunstancias las autoridades civiles y hacendados de Coahuila se organizaron para realizar la guerra, y fijar estrategias para exterminar a los indígenas, considerados el enemigo. Las estrategias consistieron en expediciones, combates, y envenenamiento de aguajes. Los pobladores mexicanos desarrollaron medidas con las cuales lograron organizar la defensa de su vida y de sus propiedades: armarse con palos y piedras, construir sus casas con adobe en vez de zacate para evitar su incendio; organizaron recorridos de patrullaje en los caminos. En una nota, publicado en 1849 en Saltillo, se informó sobre la solicitud por parte de un norteamericano de un permiso para realizar la guerra a los indios, pidiendo se le pagaran 50 pesos por cada cabellera de indio, y 100 pesos por la entrega de un indígena vivo. Ademas, se ofrecía a entregar los cautivos mexicanos que se encontrara.
El gobernador Santiago Vidaurri inició la contratación de indios emigrados de paz, kikapús y seminoles, para la defensa de los lugares ubicados cerca del río Bravo. Del año 1860 en adelante las incursiones de apaches y comanches empezaron a disminuir como resultado del establecimiento de colonias militares mexicanas al sur del río Bravo, y de fuertes estadounidenses al norte, asi como al establecimiento de los kikapús, seminoles y mascogos como guardianes de la frontera, instalándose en lugares cercanos al río Bravo, pero siempre sin incorporarse a otros habitantes.
Pese a lo anterior, las colonias militares se enfrentaron a distintos problemas: el reclutamiento de soldados, el pago de su soldada, y la manutención y equipamiento. Como resultado, las colonias militares fueron anuladas en abril de 1853. Los kikapús, seminoles y mascogos se encargaron de la defensa de la frontera durante una década: persiguieron, atacaron y enfrentaron a los apaches y comanches, y a cambio obtuvieron tanto la protección del gobierno mexicano como del gobierno estadounidense. Hacía los años 1870 la mayoría de los indios había muerto, o se encontraban recluidos en reservaciones. En Coahuila se encontraban unos pocos comanches dispersos; sostuvieron su última batalla con el ejército norteamericano en 1875, en la guerra llamada del Río Rojo, o del Búfalo: los jefes guerreros fueron capturados, y sus familias liquidadas.
Referencias:
“Avelino Fuentes de Hoyos “El Cautivo de Castaños”, el coronel Ildefonso Fuentes de Hoyos, y sus 13 hermanos”, presentación en Museo Coahuila & Texas, Veltman, W.J.P., 2021
“Declaraciones de ex cautivos por apaches y comanches en el norte de México”, Domínguez Hernández, F., 2020
“Apaches y Comanches, la violencia en el estado de Chihuahua en el siglo XIX”, Cramaussel, C., 2015
“Interrogatorio de cautivos de apaches y comanches”, Sánchez Moreno, F., 2011
Por: Willem Veltman, con apoyo de socios Arqueosaurios A.C. (1997) ~ Luis Alonso Armendáriz Otzuka, Arnoldo Bermea Balderas, Juan Latapi O., José Mariano Orozco Tenorio, Francisco Rocha Garza, Luis Alfonso Valdés Blackaller, Oscar Valdés Martin del Campo, y Ramón Williamson Bosque.
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