Miles de fieles se unieron en procesiones, celebraciones y reflexiones, viviendo un tiempo de profunda renovación espiritual
Alonso Crisante
LA PRENSA
SALTILLO, COAHUILA.– Este domingo, la Diócesis de Saltillo dio inicio al Año Jubilar 2025 con una emotiva celebración que reunió a cientos de fieles en el templo de San Juan Nepomuceno, en el corazón de la ciudad. El evento marcó el comienzo de un año de reflexión, oración y unidad en la comunidad católica de la región.
A las 12:00 horas, puntual como estaba previsto, se abrió oficialmente esta jornada especial con un mensaje cargado de esperanza. El obispo Hilario González fue el encargado de pronunciar palabras que resonaron profundamente entre los asistentes: “Que el misterio de la cruz brille ante nuestros ojos con un nuevo fulgor y podamos sentir con más fuerza su eficacia como signo del amor y la esperanza que nos une como familia de Dios”.
La cruz, símbolo de salvación y unidad, fue el eje central del mensaje del obispo, quien recordó a los presentes la importancia de vivir como discípulos de Cristo, en unidad y reconciliación. “La cruz nos recuerda que somos una familia de Dios, llamada a vivir en reconciliación y esperanza”, destacó González.
Poco después, las calles de Saltillo se llenaron de vida con una peregrinación que comenzó a las 12:30 horas. Los fieles, unidos en cánticos y rezos, partieron desde el templo de San Juan Nepomuceno y se dirigieron hacia la Catedral de Santiago Apóstol, donde la cruz fue entronizada solemnemente. A las 13:00 horas, dio inicio la misa de apertura, que marcó el primer gran acto litúrgico de este Año Jubilar.
Durante la jornada, se realizaron peregrinaciones adicionales desde el Bautisterio hacia el atrio de la Catedral, programadas antes de cada misa vespertina a las 17:00, 18:00, 19:00 y 20:00 horas. Estas procesiones continuas son una invitación a la reflexión y la renovación espiritual, con la cruz como ancla de fe y símbolo de unidad.
El obispo Hilario González hizo un llamado a todos los fieles a vivir este tiempo de gracia con una esperanza activa. En su mensaje, instó a las familias a convertirse en “iglesias domésticas”, donde el amor, la fe y la reconciliación sean los pilares de su vida cotidiana. “Que cada familia sea una verdadera Iglesia doméstica, donde el amor, la fe y la reconciliación sean el fundamento de su vida cotidiana”, subrayó el líder religioso.
Una de las características más destacadas del Año Jubilar es la oportunidad de obtener indulgencias plenarias, para lo cual los fieles deberán cumplir con tres condiciones: confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa. Para facilitar el acceso a esta gracia, la Diócesis ha designado templos específicos en cada vicaría.