El Día Mundial de la Lucha Contra la Depresión se celebra cada 13 de enero para concienciar sobre una de las enfermedades más comunes y silenciosas del siglo XXI.
La depresión no solo afecta a quien la padece, sino que también impacta profundamente a sus seres queridos.
Vivir con alguien que enfrenta esta condición puede ser emocionalmente desafiante, desgastante y, a menudo, incomprendido por quienes no están familiarizados con la enfermedad.
Impacto en las relaciones familiares y de pareja
El comportamiento de una persona con depresión puede cambiar drásticamente, ya que la tristeza constante, la pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba o la irritabilidad pueden generar tensiones en las relaciones cercanas.
¿Personas cercanas lastimadas?
Quienes viven con alguien que sufre de depresión pueden sentir que están perdiendo a la persona que conocían.
Las conversaciones pueden volverse más difíciles, y es común que los familiares y amigos se sientan impotentes al no poder «arreglar» la situación.
Ser el cuidador o el soporte de alguien con depresión puede ser muy exigente. Los altibajos emocionales de la persona afectada pueden dejar a los seres queridos emocionalmente agotados, a veces incluso llevando a una sobrecarga emocional que les impide cuidar de sí mismos.
La empatía y el amor por la persona afectada pueden transformarse en una constante preocupación, llevándolos a un ciclo de ansiedad y estrés.
Importancia de la comunicación y el apoyo
El Día Mundial de la Lucha Contra la Depresión también es una oportunidad para recordar la importancia de la comunicación abierta y el apoyo emocional.
Hablar sobre la depresión, ya sea con un profesional o dentro del círculo íntimo, puede ayudar a reducir el estigma y brindar la comprensión necesaria.
La paciencia y el amor incondicional son claves, pero también lo es el autocuidado. Quienes apoyan a personas con depresión también necesitan cuidar su bienestar emocional para poder ofrecer un apoyo efectivo.