La importancia de los abrazos para el bienestar emocional y físico.
El abrazo, un acto tan sencillo y natural, va mucho más allá de un gesto de cariño. Desde los primeros momentos de vida, el contacto físico se convierte en una necesidad básica que puede impactar profundamente en nuestra salud emocional, mental y física.
En el ámbito científico, la relevancia de este gesto ha sido ampliamente comprobada, destacando su poder para reducir el estrés, aumentar la felicidad e incluso mejorar nuestra longevidad.
¿Cómo influye en nuestra felicidad, según la ciencia?
El poder del abrazo está respaldado por investigaciones científicas que demuestran su impacto sobre nuestro bienestar emocional. Ya en 1958, los psicólogos Harry Harlow y John Bowlby, al estudiar el comportamiento de niños huérfanos, identificaron que el contacto físico no solo cubría necesidades básicas, sino que proporcionaba consuelo y seguridad emocional.
Este hallazgo fue corroborado en un experimento con macacos rhesus, quienes, a pesar de estar privados de alimento, preferían pasar tiempo con una «madre» de tela suave en lugar de la que proporcionaba comida, pero era fría y metálica.
Esto sugiere que, al igual que los primates, los seres humanos tenemos una necesidad intrínseca de contacto físico, no solo para nuestra supervivencia básica, sino para nuestra salud mental y emocional. Los abrazos, en este contexto, no son solo un acto de afecto, sino una forma poderosa de aliviar el estrés y aumentar la felicidad.
El abrazo tiene un impacto inmediato en la bioquímica del cerebro. Al ser tocados por otros, el cerebro libera oxitocina, un neurotransmisor que reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y genera sensaciones de calma y bienestar. La oxitocina también juega un papel crucial en el sistema límbico, el centro de nuestras emociones, facilitando la gestión de la ansiedad y promoviendo una sensación general de alegría, esto de acuerdo con National Geographic.
Además, investigaciones de la Universidad de Londres y Bristol sugieren que la duración del abrazo tiene un papel crucial en sus efectos positivos. Los abrazos que duran entre 5 y 10 segundos son los más satisfactorios, proporcionando una sensación de conexión más profunda y duradera que aquellos de menor duración.
Los beneficios de la socialización: el abrazo como vínculo de confianza
La ciencia también ha demostrado que los abrazos contribuyen al fortalecimiento de las relaciones interpersonales, que a su vez son clave para nuestra felicidad. En un estudio longitudinal realizado por la Universidad de Harvard, se descubrió que las personas más felices y longevas eran aquellas con vínculos sociales fuertes, ya sea con amigos o familiares. La calidad de estas relaciones, más que la cantidad, resultó ser el factor determinante en la satisfacción con la vida.
El contacto físico, como los abrazos, juega un papel central en la construcción de la confianza entre las personas. Esto resalta la importancia de las interacciones sociales cotidianas, no solo con familiares cercanos, sino también con conocidos, como la portera del edificio o el cajero del supermercado. Estas pequeñas interacciones afectan nuestro bienestar, fomentando creatividad y adaptabilidad.
El contacto físico no solo beneficia nuestro estado emocional; también puede ser crucial para nuestra salud física y longevidad. Un estudio realizado con personas mayores de 65 años reveló que aquellos que recibían abrazos regularmente vivieron más tiempo que aquellos que no tenían contacto físico.
Además, durante la pandemia de COVID-19, estudios mostraron que el aislamiento social incrementó en un 30% el riesgo de mortalidad, lo que refuerza la importancia de las interacciones físicas para la salud.
La Organización Mundial de la Salud ha enfatizado la importancia del contacto inmediato de piel con piel para los bebés prematuros y pequeños, ya que este tipo de contacto mejora significativamente sus posibilidades de supervivencia. Este tipo de contacto no solo es vital para los recién nacidos, sino que también subraya cómo el contacto físico es esencial a lo largo de toda nuestra vida para nuestro bienestar físico y emocional.
Por El Universal