El psicólogo y pastor estadounidense Kevin Zaborney reveló que tras estudiar el estrés, comprobó que a mayor número de abrazos recibidos, mejor salud mental, emocional y física
Dicen que el abrazo perfecto debe durar como mínimo cinco segundos y que una persona necesita su ración diaria para sentirse querido y sano. Y así lo avalan diversos estudios que demuestran que los abrazos reducen la frecuencia cardiaca, disminuyen el estrés y estimulan la producción de hormonas relacionadas con las conductas sociales y el afecto.
Conociendo esto, no parece algo de lo que sea fácil prescindir. Y para recordar que debemos abrazarnos todos los días se instituyó el 21 de enero como el Día Internacional del Abrazo en todas sus manifestaciones, porque aquí el catálogo es extenso, desde el abrazo de saludo hasta el amoroso, pasando por el reconfortante.
Abrazos en situaciones tristes y alegres que no funcionan igual en una cultura que en otra. Abrazos que aprendimos a extrañar durante la pandemia y que recobramos con más fuerza. Abrazos que se utilizan como tratamiento, la «abrazoterapia», y que ya forman parte del adiestramiento de enfermeras en centros médicos.
En fin, abrazos en toda su extensión, que si practicáramos más a menudo nos ayudarían a ser más felices.
Origen y beneficios
La idea de festejar un día dedicado al abrazo partió del psicólogo y pastor estadounidense Kevin Zaborney, quien tras estudiar el estrés comprobó que a mayor número de abrazos recibidos, mejor salud mental, emocional y física. Sucedió en 1986 en el pueblo de Clio en Michigan y, desde entonces, cada año el 21 de enero se celebra esta jornada.
Pero no sólo Zaborney comprobó los beneficios de este gesto. Muchos otros estudios avalan también que los abrazos reducen la frecuencia cardíaca, disminuyen el cortisol, que es la hormona del estrés, y estimulan la oxitocina, la dopamina y las endorfinas, es decir, las responsables del placer y de la felicidad.
Está comprobado igualmente que los abrazos aumentan la producción de glóbulos blancos, imprescindibles para un correcto sistema inmunológico, nuestra barrera ante las enfermedades.
Con los abrazos estrechamos la conexión con otras personas, aligeramos su dolor o el nuestro y fomentamos la pertenencia a un grupo.
La ausencia de ellos, por el contrario, nos aísla y nos hace más vulnerables. Los expertos hablan incluso de «enanismo psicosocial», una patología derivada de la falta de éstos que puede llevar aparejada incluso la muerte de neuronas.
Abrazos según el lugar del globo
Pero no todas las culturas entienden igual los abrazos. Los mediterráneos y los hispanoamericanos se llevan el premio en cuanto a cariñosos, mientras que los nórdicos son menos efusivos y en Asía, si los han visto, no se acuerdan.
Y dentro de estos grupos también hay diferencias por sexo. Por ejemplo, las españolas se besan y abrazan, pero los españoles rara vez se dan un beso si no es en el ámbito familiar, al contrario que los hombres franceses que se saludan dándose dos o tres besos en las mejillas.
En China, ni siquiera están bien vistos los abrazos entre padres e hijos. Y en los países árabes, pese a lo chocante que parezca, no es raro entre hombres pasar del apretón de manos al abrazo cordial, y si es un gran amigo personal, se puede llegar incluso al choque de mejillas.
Abrazos, pero con tiempo límite
Y si hay un sitio donde los abrazos se cuentan por miles, esos son los aeropuertos. Dice el protagonista de la película «Love Actually» que siempre que se encuentra deprimido acude a la sala de llegadas del aeropuerto de Heathrow, donde las secuencias de abrazos se suceden incesantemente, y que de ahí sale reconfortado.
Sin embargo, no todo funciona así, y hay incluso una terminal que ha decidido poner freno a tanta efusividad. Se trata de la situada en la pequeña ciudad neozelandesa de Dunedin, en cuya zona de embarque existe un cartel que dice «Tiempo máximo para abrazos: tres minutos», y todo ello para evitar aglomeraciones e interrumpir el tráfico de viajeros.
De manera que quienes necesiten más tiempo para despedirse de sus seres queridos deberán dirigirse al aparcamiento donde dispondrán de 15 minutos para hacerlo. Las autoridades aeroportuarias advierten, no obstante que todavía «no tenemos policía de abrazos».
Se trata de un freno efusivo que seguro no entendería Amma, la gurú espiritual más famosa de la India, conocida como «la santa de los abrazos», y quien ha regalado ya su abrazo divino a más de 35 millones de personas.
Admirada, entre otros, por Jane Goodall o Sharon Stone, lo lleva haciendo desde que era una adolescente y tiene más de 70 años, convencida de que no hay mejor terapia para las personas afligidas que no tienen a nadie y sufren de soledad.
Abrazos en momentos difíciles, como los que desde finales de octubre vienen repartiendo los voluntarios en las localidades arrasadas por la dana que afectó a la Comunidad Valenciana (España), y seguro que son tan necesarios como otros bienes más tangibles.
POR: LATINUS