El consumo de sal en exceso resulta dañino para la salud. Conoce qué ingredientes pueden sustituirla.
La sal es uno de los condimentos fundamentales para realzar el sabor de numerosos platillos. Sin embargo, su consumo excesivo no solo puede alterar el sabor de los alimentos, sino que también podría traer efectos negativos en la salud.
Descubre por qué no debes abusar de la sal en tus comidas y con qué ingredientes puedes sustituirla.
¿Qué pasa si se consume mucha sal?
El Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), perteneciente a la Secretaría de Salud de México, advierte que el consumo excesivo de sodio puede elevar la presión arterial e incrementar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y otros padecimientos.
Por su parte, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) señala que consumir grandes cantidades de sal provoca retención de líquidos y aumento de peso, lo que obliga al hígado, los riñones y el corazón a trabajar a marchas frazadas.
Sin embargo, no todo es negativo con este condimento. De acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), es esencial para mantener el equilibrio del pH en la sangre, regular los fluidos corporales y facilitar la transmisión de impulsos nerviosos, así como la relajación muscular.
Eso sí, debe consumirse conforme las dosis recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS):
Los adultos no deben superar los 5 g al día (aproximadamente una cucharadita); mientras que para menores de 10 años es de 4 g diarios.
¿Cómo sustituir la sal en las comidas?
La Fundación Cardiológica Argentina y la Profeco sugieren reemplazar la sal por alternativas saludables, como hierbas aromáticas y especias.
Opciones como el orégano, el tomillo, el romero, el laurel y la albahaca pueden realzar el sabor de los platillos sin añadirles sodio. Asimismo, el uso de especias como la pimienta, el comino, la cúrcuma y el pimentón pueden aportar un toque diferente a tus comidas.
Otra idea es incorporar ingredientes naturales como el jugo de limón, que añade frescura a los alimentos, o ajo y cebolla (ya sean frescos o en polvo) porque ofrecen un sabor intenso.
Y para añadir un toque cítrico a tus platillos: utiliza la ralladura de limón o naranja, misma que aporta un aroma único a tus preparaciones. Sin embargo, es importante evitar la parte blanca de la cáscara, ya que puede amargar el sabor.
No olvides que alimentos como los embutidos, el queso, el pan, la leche, la mayoría de las conservas y productos industrializados contienenaltos niveles de sodio. Por ello, es fundamental revisar su etiqueta y los sellos del empaque para verificar que no rebases las dosis de consumo.
Por El Universal