En la ciudad de Mendoza, Argentina, la historia de Adrián Narváez y Delia Lúquez es una prueba de que el amor no entiende de edades ni convenciones. Él, de 43 años, y ella, de 88, están por celebrar dos décadas de matrimonio, marcando un hito en una relación que ha superado críticas, prejuicios y desafíos.
El vínculo entre ambos comenzó en 1998, cuando Adrián, con apenas 16 años, asistió a una exposición artística donde Delia, entonces de 61, presentaba su obra. «Fue un flechazo inmediato», recuerda él, ahora poeta y ganador del Certamen Literario Vendimia 2024 en la categoría Juvenil. Lo que empezó como una amistad basada en el intercambio de cartas y conversaciones se transformó en un romance que debieron mantener en secreto durante un año debido al rechazo social.
«Yo pensaba en el qué dirán, pero era un amor puro», comparte Delia, quien había dejado de creer en el amor tras una desilusión en su juventud. Adrián, por su parte, nunca sintió peso alguno por la diferencia de edad: «Es la única novia que he tenido en mi vida».
Después de siete años de noviazgo, se casaron en marzo de 2005, consolidando un vínculo basado en respeto y cariño mutuo. A lo largo de estas dos décadas, han enfrentado juntos numerosas adversidades, incluidas múltiples cirugías de Delia, pero su amor sigue intacto. «Le hago chistes para verla reír. Amo verla feliz», afirma Adrián.
Hoy, esta pareja demuestra que el amor verdadero puede superar cualquier barrera, dejando una huella imborrable tanto en su comunidad como en quienes escuchan su historia.