Gas, ballenas y muerte
Ignacio Moreira Loera
Instagram: @thewaxwing1
A mediados del 2024, en Puerto Libertad, Sonora, empezaron los trabajos para la construcción de lo que, según el gobierno federal y la empresa estadounidense Mexico Pacific, será uno de los proyectos más importantes en materia energética del país, el proyecto Saguaro Energía.
El proyecto Saguaro consiste en la construcción de un gasoducto de ochocientos kilómetros de largo que busca el transporte, recepción, licuefacción y exportación anual de 15 millones de toneladas de gas natural licuado (GNL), trasladado desde Texas en los Estados Unidos hasta el Golfo de California en Sonora.
A las orillas del Mar de Cortés, el proyecto Saguaro destruye más de 400 hectáreas de ecosistemas costeros en la construcción de una terminal de producción y licuefacción de gas “natural”. Dicha instalación, una vez terminada, quemará gas metano a un ritmo vertiginoso, infectando la atmósfera, los ecosistemas del Golfo y convirtiendo a la comunidad de Puerto Libertad en una zona de sacrificio, en donde tanto la biodiversidad como los pueblos y las comunidades pesqueras de la región se verán afectadas por la exponencial contaminación y la sobreexplotación de los recursos naturales.
A pesar de esto, el discurso del falso progreso que sostienentanto nuestro gobierno, como Mexico Pacific, ignora, de forma deliberada, las enormes consecuencias medioambientales y sociales que traerá consigo este megaproyecto. El daño ecológico que sufrirá nuestra riqueza natural y la diversidad biológica del Golfo de California será irreversible.
Considerado por el legendario explorador y oceanógrafo Jacques Cousteau como “el Acuario del Mundo” y por la UNESCO como patrimonio de la humanidad, el Golfo de California o Mar de Cortés representa uno de los mayores reservorios de biodiversidad marina del planeta. Dentro de sus fronteras no solo habita el 85% de todas las especies de mamíferos marinos de México, sino también el 39% de todas las conocidas en el mundo. En él convergen más de 12,000 especies de flora y fauna, entre ellas multitud de aves, tiburones, mantarayas, peces y tortugas que, durante la migración, encuentran en el Mar de Cortés un santuario para reproducirse, descansar o alimentarse.
El Golfo de California, por si lo anterior fuera poco, ha sido, a lo largo de milenios, la zona predilecta de reproducción de la ballena gris, la ballena azul y la icónica vaquita marina —especie en grave peligro de extinción, cuyos últimos ejemplares se estima que rondan los 13 individuos—.
La llegada de buques de carga de hasta 300 metros de largo que transportarán el gas licuado al continente asiático pondrá en innegable riesgo a las 14 especies de cetáceos registradas en el área, haciendo de este impresionante ecosistema una trampa mortal para las ballenas, cuya principal causa de muerte es precisamente la colisión con buques y navíos. El proyecto Saguaro podría, de no ser frenado a tiempo, extinguir a uno de los seres vivos endémicos más fascinantes de nuestro país, la vaquita marina.
El incremento en el tráfico marítimo, el ruido generado por los buques transportistas y las labores de construcción, la alteración de los ecosistemas acuáticos y costeros, la transformación del suelo, la producción de contaminantes derivados del proceso de licuefacción del gas y las inevitables fugas y los posibles derramamientos, derivarán en la destrucción de uno de nuestros más importantes tesoros naturales.
Es aquí donde, como de costumbre, concluyo intentando de manera humilde llamar a la movilización social, a exigir e incomodar al poder, puesto que no existe texto alguno que pueda escribir que tenga más peso que la indignación ciudadana llevada a las calles en forma de protesta y grito. El proyecto Saguaro beneficiará a las élites empresariales y a los extranjeros del norte que, a costa de nuestra biodiversidad y nuestra gente, buscan seguir inflando sus bolsillos.
¡Alto al proyecto Saguaro!