El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseveró que el helicóptero estaba en una posición «increíblemente mala».
La noche del miércoles, una colisión entre un helicóptero Black Hawk del Ejército de Estados Unidos con un avión de American Airlines en los alrededores del Aeropuerto Nacional Reagan, en la periferia de Washington DC dejó un saldo total de 67 muertos. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró en una conferencia de prensa que el helicóptero militar estaba en una posición «increíblemente mala».
Los primeros indicios sobre la magnitud del incidente provienen de la grabación de audio del control de tráfico aéreo (ATC), donde pueden escucharse las interacciones previas a la colisión.
En el registro, un controlador da instrucciones al vuelo 5342 de American Airlines para “tomar la pista 33”. El piloto, al mando de un Bombardier CRJ-700 operado por PSA Airlines y referido sencillamente como “CRJ”, confirma que puede proceder. Segundos más tarde, el controlador se dirige al helicóptero UH-60 Black Hawk:
Según la información disponible, no hubo respuesta en esa frecuencia, aunque las autoridades explican que el helicóptero aparentemente respondió por un canal distinto, empleado habitualmente por aeronaves militares. Aproximadamente 40 segundos después, el personal de control en tierra alerta a la torre de control con la exclamación:
La torre, a su vez, confirma que observó el incidente. Segundos después, se oyen maniobras de emergencia para desviar otros vuelos:
—“Todos mantengan sus posiciones en el campo en este momento.”
Posteriormente, la misma controladora comunica a los servicios de rescate que ambas aeronaves se han precipitado hacia el río Potomac, cerca de la aproximación a la pista 33:
—“Comando de fuego. El accidente ocurrió en el río. Tanto el helicóptero como el avión se estrellaron en el río… se acercó a la pista 33.”
El Aeropuerto Nacional Reagan reportó en ese momento cielos despejados, visibilidad de 10 millas (16 kilómetros) y vientos que llegaban a ráfagas de 26 mph (42 km/h). La temperatura rondaba los 50 °F (10 °C). Estas condiciones meteorológicas, en principio, no eran especialmente complicadas para la operación aérea.
El Ejército estadunidense confirmó que el helicóptero UH-60, perteneciente a la Compañía Bravo del 12.º Batallón de Aviación con base en Fort Belvoir, realizaba un vuelo de entrenamiento. Por su parte, American Airlines informó que en el avión viajaban varias personas, incluidas algunas figuras destacadas del patinaje artístico, de nacionalidades rusa y estadunidense.
El accidente aéreo se convierte así en el primer siniestro grave que involucra un vuelo comercial estadounidense desde 2009, cuando el vuelo 3407 de Colgan Air se estrelló cerca del Aeropuerto Internacional de Buffalo, en Nueva York, causando la muerte de 49 personas en la aeronave y una en tierra.
Mientras continúan las labores de búsqueda en el río Potomac, numerosos equipos de rescate y embarcaciones especializadas rastrean la zona, con el fin de ubicar posibles supervivientes y recuperar los restos de las dos aeronaves. “Probablemente estaba en medio del río… Acabo de ver una bola de fuego y luego se fue”, se escucha en el audio a la controladora, describiendo la explosión que siguió a la colisión.
Las autoridades han cerrado temporalmente las operaciones en el Aeropuerto Nacional Reagan, interrumpiendo aterrizajes y despegues como medida de seguridad. “Todas las pistas están cerradas. Nadie aterriza, nadie se mueve en absoluto”, anunció la torre de control, subrayando la gravedad de la situación. La Administración Federal de Aviación (FAA) y la Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB) lideran la investigación para determinar las causas de la colisión y las circunstancias exactas que precipitaron el desastre.