Familia Vargas Montemayor apoya a migrantes y personas vulnerables. Crearon su propia fundación, misma que recibe apoyo de personas altruistas
Karla Cortez
La Prensa
Ana Lidia Montemayor: Tres décadas de ayuda a migrantes y personas vulnerables
Desde hace más de 30 años, Ana Lidia Montemayor Rodríguez ha dedicado su vida a ayudar a migrantes y personas en situación vulnerable a través de su fundación «María Amor». Su labor comenzó con un gesto sencillo: ofrecer alimento y ropa a quienes descendían del tren en su camino hacia la frontera con Estados Unidos.
Con un pequeño negocio como sustento, Ana comenzó a proporcionar comida, ropa y medicamentos a los migrantes que pedían ayuda. Poco a poco, su iniciativa creció y convirtió el patio de su casa en un comedor, al que con el tiempo también comenzaron a acudir personas de escasos recursos de la localidad.
Un sueño que sigue en pie
«Nuestro sueño es tener un comedor bien establecido para seguir ayudando a quienes lo necesiten, aunque cada vez son menos los que pasan rumbo al norte, nosotros aquí seguimos», expresó Ana.
Gracias a su esfuerzo, su negocio ha prosperado, lo que le ha permitido continuar con su labor altruista. Además, no está sola en esta causa: cuenta con el apoyo incondicional de su esposo Eduardo Vargas, sus hijos Eduardo y Clarissa Vargas Montemayor, sus nietos y un grupo de voluntarios comprometidos.
Más que un comedor, una red de apoyo
La labor de «María Amor» no se limita a la entrega de alimentos. En temporada de regreso a clases, reparten útiles escolares a niños de escasos recursos y, en Navidad, organizan posadas para los beneficiarios del comedor.
«Hace unos días apoyamos a una madre soltera con hijos que necesitaba ayuda. Gracias al apoyo de varias personas, logramos mejorar su calidad de vida», comentó Ana.
Una de las experiencias más significativas para ella ha sido ver a los migrantes cruzar la ciudad agotados y hambrientos. «A esas personas las llevo en el corazón. Con algunos aún tengo contacto; lograron llegar a Estados Unidos y han hecho su vida allá. Incluso, cuando pueden, nos apoyan en lo que necesitamos», relató.
Compromiso con los más vulnerables
Ana también ha sido testigo del abandono que sufren muchos adultos mayores. «Cada viernes les llevamos comida hasta sus casas. Sabemos que tienen muchas carencias, algunos necesitan pañales, medicamentos y, gracias a la solidaridad de muchas personas, podemos ayudarles», señaló.
Su compromiso con los más necesitados la ha llevado a instalar, con recursos propios, un albergue temporal para personas vulnerables durante las bajas temperaturas.
Ana Lidia Montemayor agradece el apoyo de quienes han creído en su causa y reafirma su fe en seguir ayudando. «Siempre que se presenta la ocasión, estamos listos para tender la mano. Seguiremos adelante con la bendición de Dios y el apoyo de quienes se suman a esta misión».