Antonio y Tania Flores generan controversia al exigir permiso para un circo en La Cuchilla sin cumplir con los protocolos municipales, desafiando las normativas y causando conflictos en la presidencia
Alonso Crisante
LA PRENSA
MÚZQUIZ, COAHUILA.- La situación política en Múzquiz se ha visto marcada por la constante confrontación de los hermanos Antonio y Tania Flores con la administración de la actual alcaldesa Laura Patricia Jiménez, generando tensiones y altercados que afectan la estabilidad y gobernabilidad del municipio.
Desde la derrota electoral de Tania Flores, quien buscaba su segundo periodo al frente del municipio, los hermanos Flores no han logrado superar el golpe político y han optado por sembrar discordia. La alcaldesa Laura Patricia Jiménez logró un amplio respaldo ciudadano al presentar una alternativa a la gestión autoritaria de la ex alcaldesa Tania Flores, y este triunfo ha sido el foco de frustración para los miembros de la familia Flores.
El comportamiento de los hermanos Flores ha sido cada vez más provocador. Antonio Flores, quien actualmente ocupa el cargo de diputado local, ha abandonado sus responsabilidades en el Congreso para dedicarse a incitar a la población en contra de la administración actual, convirtiéndose en un factor de desestabilización. Junto con su hermana Tania Flores, ha instigado a los ciudadanos a realizar manifestaciones y protestas en contra de las decisiones del gobierno municipal.
Uno de los incidentes más recientes fue la solicitud de permiso para instalar un circo en el municipio, una petición que, de acuerdo con el protocolo, no cumplía con los requisitos establecidos por el municipio, especialmente en materia de seguridad. A pesar de que el propietario del circo admitió no contar con los permisos necesarios, los hermanos Flores presionaron para su aprobación. Este episodio culminó en un choque físico entre sus seguidores y los trabajadores de la administración actual, lo que obligó a que se cerrara el acceso a la Presidencia Municipal y se solicitara la intervención de seguridad pública. La actitud agresiva de los manifestantes no solo puso en riesgo el orden público, sino que también demostró la falta de responsabilidad y respeto de los Flores hacia las normas municipales y el bienestar de los ciudadanos.
Desde el inicio de la gestión de Laura Patricia Jiménez, la familia Flores ha orquestado una serie de protestas y plantones que no han superado los 50 participantes, pero que han sido utilizados como una plataforma para generar confrontación, polarizar a la sociedad y descalificar el trabajo de la administración actual. Las acciones de mala fe no se limitan a las protestas físicas, sino que también se han extendido a las redes sociales, donde los Flores, especialmente Antonio, han hecho públicas acusaciones infundadas, criticando abiertamente a la alcaldesa y a su equipo de trabajo.
El exalcalde Antonio Flores, conocido por su lujoso estilo de vida y propiedades, no ha mostrado disposición alguna para colaborar en proyectos que beneficien al municipio. En lugar de enfocarse en sus obligaciones como legislador, ha utilizado su posición para alimentar el odio entre los ciudadanos y seguir dividiendo a la comunidad de Múzquiz. Este comportamiento, junto con su actitud de desdén hacia las instituciones, ha provocado un creciente malestar en los habitantes que ya están cansados de la constante confrontación y el desinterés por el bienestar colectivo.
Es importante resaltar que Tania Flores, a pesar de haber sido derrotada en las urnas, no ha cesado en su intento de sabotear el trabajo de la actual administración. Desde la derrota electoral, su actitud ha sido una constante de agresividad verbal, rumores falsos y críticas destructivas. La exalcaldesa no ha podido aceptar el resultado electoral y, en lugar de trabajar en unidad con las autoridades, ha optado por difundir desinformación y generar conflictos innecesarios.
En este contexto, la situación ha llegado a tal extremo que la ciudadanía de Múzquiz ha comenzado a alzar la voz en redes sociales, pidiendo que se ponga un alto a este tipo de comportamientos, que ya rebasaron todos los límites de la convivencia civilizada. Los habitantes de Múzquiz ya están hartos de los enfrentamientos constantes y exigen que se ponga el bienestar de la comunidad por encima de los intereses políticos personales.