Los científicos utilizan una combinación de observaciones telescópicas, métodos numéricos y modelos matemáticos para predecir un posible impacto.
Cada año, astrónomos alrededor del mundo descubren cientos de asteroides cercanos a la Tierra; sin embargo, calcular con precisión sus órbitas y predecir posibles impactos no es una tarea sencilla.
Para determinar la trayectoria de estos cuerpos celestes, los científicos utilizan una combinación de observaciones telescópicas, métodos numéricos y modelos matemáticos que ajustan los datos conforme se recopilan nuevas mediciones.
¿Cómo se calcula la órbita de un asteroide?
El doctor René Ortega Minakata, del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica de la UNAM, explica que la predicción de la trayectoria de un asteroide comienza con su descubrimiento y las primeras observaciones.
“Se utilizan métodos numéricos que toman la mayor cantidad de observaciones posibles para ajustar un modelo de órbita que mejor se adapte a los datos recolectados. Conforme se agregan nuevas observaciones, la predicción se vuelve más precisa”, explica el experto.
La trayectoria inicial de un asteroide se determina con base en su posición en el cielo y su movimiento aparente a lo largo del tiempo. Al principio, los astrónomos trabajan con datos limitados, lo que genera un margen de error significativo. Sin embargo, conforme se recopilan más mediciones en distintas noches, los cálculos pueden refinarse y reducir la incertidumbre sobre su futuro movimiento.
Factores que afectan la trayectoria de un asteroide
Uno de los mayores retos al calcular la órbita de un asteroide es la influencia gravitacional de otros cuerpos celestes.
“Cada vez que un asteroide pasa cerca de un planeta, su trayectoria puede alterarse levemente debido a la atracción gravitacional. Esto significa que las predicciones deben actualizarse continuamente”, señala Ortega Minakata.
Además, factores como la presión de radiación solar o la emisión de gases en asteroides activos pueden modificar la trayectoria de estos objetos. Por ello, los astrónomos deben realizar simulaciones constantes y comparar sus modelos con datos observacionales en tiempo real.
La importancia de las observaciones continuas
Desde su descubrimiento en diciembre de 2024, el asteroide 2024 YR4 ha sido objeto de un intenso monitoreo. Gracias a más de 340 observaciones realizadas por telescopios de todo el mundo, se ha podido estimar su posible acercamiento a la Tierra en diciembre de 2032. Sin embargo, la probabilidad de impacto sigue variando conforme se suman nuevos datos.
“Este pequeño asteroide tiene una dificultad adicional: se está alejando de la Tierra, lo que hará cada vez más difícil observarlo”, explica Ortega Minakata.
En los próximos meses, su monitoreo dependerá de telescopios espaciales como el James Webb, que podría proporcionar información clave sobre su tamaño y trayectoria definitiva.
Cálculos en constante actualización
El ajuste continuo de la órbita de un asteroide es esencial para determinar si representa un peligro real para la Tierra.
“Mientras más observaciones tengamos, más precisa será nuestra estimación. Normalmente, la probabilidad de impacto disminuye con el tiempo, ya que refinamos los cálculos y obtenemos una mejor predicción de su trayectoria”, asegura el experto.
Gracias a estos métodos de cálculo y a la colaboración internacional de astrónomos, la humanidad puede predecir con mayor precisión los movimientos de los asteroides cercanos a la Tierra y, en caso necesario, tomar medidas de mitigación para prevenir posibles impactos.
Por Excelsior