La Prensa
Agencias
El hombre designado por Donald Trump para encabezar la agencia antidrogas federal estadunidense, Terry Cole, es un veterano funcionario que asegura que los cárteles mexicanos son una plaga que pone en riesgo la seguridad nacional de su país y culpa a las “fronteras abiertas” de propiciar la entrada de las drogas a su territorio.
Terrance C. Cole es un agente retirado de la Administración para el Control de Drogas (DEA) que ahora volverá para dirigir la dependencia tras ser designado por el presidente Donald Trump.
Estuvo 22 años en la fuerza, desplegado en países como México, Colombia y Afganistán. Sirvió en la Academia Naval. Cuando se retiró de la DEA en 2020 era director interino para México, Canadá y Centroamérica.
Tras retirarse, se involucró en la iniciativa privada. Dirigió la División de Amenazas Financieras y Soluciones Gubernamentales de Aperia, una firma de software basada en Texas que da soluciones al sector financiero en materia de seguridad para transacciones. En los últimos dos años, fue director de Seguridad Pública y Nacional de Virginia.
En octubre de 2024, la ex congresista Mary Bono tuvo una entrevista con Cole, donde hablaron de los retos de seguridad nacional que enfrenta Estados Unidos, entre los cuales el secretario enumeró a los cárteles como uno de ellos.
«Creo que hay muchas situaciones que están siendo una plaga para nosotros actualmente en Estados Unidos y creo que sabes que, o son los chinos enviando precursores químicos a México, o los cárteles mexicanos explotando una frontera abierta y solo enviando este veneno, ya sea cocaína, metanfetamina o fentanilo a los Estados Unidos», dijo Cole.
«Tenemos serias preocupaciones de seguridad nacional en nuestra frontera sur en lo que respecta a México».
Según quien probablemente dirigirá a la DEA, en México los cárteles actúan con impunidad ante lo que calificó como una guerra química que se ha emprendido desde México y China, particularmente por la cadena de producción de fentanilo.
Cole asegura que México incluso se ha convertido en una especie de campo de entrenamiento, donde combatientes de otros países han llegado para adiestrar a los cárteles.
«Estamos viendo a México convertirse en un campo de entrenamiento de terror, similar a lo que vimos en el medio este hace años.
«La mayoría de los combatientes extranjeros y sus organizaciones que llegan a México establecen campamentos base que permiten a los mexicanos no sólo afinar sus capacidades para traer estos venenos a Estados Unidos, sino que ahora están usando inteligencia tipo militar en contra de oficiales nuestros», concluyó Cole.