Adultos mayores enfrentan un futuro incierto, al perder –con el incendio de Aurrera- su forma de ganarse la vida
Fabiola Sánchez
LA PRENSA
El incendio que consumió por completo la tienda Bodega Aurrera en el municipio de Frontera dejó en la incertidumbre a trece adultos mayores que se desempeñaban como empacadores voluntarios en el establecimiento; sin contrato ni prestaciones, los trabajadores ahora enfrentan un futuro incierto tras la pérdida de su única fuente de ingresos.
Uno de los afectados es don Hemilio Méndez Pérez, quien acudió la mañana del miércoles a su empleo solo para encontrar su lugar de trabajo reducido a cenizas.
“Nosotros venimos aquí esperando que nos digan qué va a pasar, en qué nos van a ayudar, porque era lo único que teníamos”, expresó con preocupación.
Explicó que los empacadores laboraban en distintos turnos, algunos por la mañana y otros por la tarde, sumando alrededor de 13 personas que dependían de las propinas de los clientes para subsistir.
Al no contar con un contrato formal ni seguridad social, los adultos mayores no tienen acceso a indemnización o algún tipo de apoyo por parte de la empresa.
“Yo de ahí vivía porque no puedo trabajar en otra parte, solo como empacador, ahora no sé qué hacer”, lamentó Méndez Pérez, quien recordó que anteriormente la pandemia ya los había dejado sin empleo cuando se suspendió el programa de empacadores voluntarios.
Los afectados esperan poder reunirse con representantes de la empresa para conocer si recibirán algún tipo de apoyo o reubicación en otras sucursales, mientras tanto, la incertidumbre crece entre quienes dependían de este ingreso diario para su sustento.