Durante su participación Monseñor Hilario González propuso trabajar fuertemente en este tema bajo los cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar
Por: Roberto Hernández
LA PRENSA
SAN ANTONIO, TEXAS. – La crisis migratoria y la urgente necesidad de una reforma en el sistema de atención a los migrantes fueron los temas centrales de la reunión bianual de obispos de las Diócesis colindantes entre México y Texas, celebrada del 26 al 28 de febrero en el Seminario de la Asunción, en San Antonio.
Este encuentro, que se ha llevado a cabo por cuatro décadas, contó con la participación de S.E. Mons. Eugenio Andrés Lira Rugarcía, Obispo de Matamoros – Reynosa, y S.E. Mons. Mark J. Seitz, Obispo de El Paso, así como los presidentes de las comisiones de atención pastoral a la movilidad humana de las conferencias episcopales de México y Estados Unidos.
Por parte de Coahuila, asistió el obispo de la Diócesis de Saltillo, Hilario González García, acompañado de los sacerdotes Fernando Liñán y Pablo Sánchez, integrantes de la pastoral social, movilidad humana y derechos humanos.
La reunión también incluyó la participación de las invitadas especiales, Tatiana Clouthier Carrillo, coordinadora el Instituto para los Mexicanos en el Extranjero y Cecilia Romero Castillo.
Tras abordar las condiciones actuales donde se ataca, agrede y criminaliza a los migrantes, el obispo de la Diócesis de Saltillo, Hilario González propuso trabajar fuertemente en el tema de migración bajo los cuatro verbos de acoger, proteger, promover e integrar.
“Creo que como Iglesia Católica y junto con otras iglesias, hay que vigilar y mejorar nuestra capacidad para ayudarnos mutuamente en ambos países, para coordinar esfuerzos, para ofrecer a quienes están buscando un mejor nivel de vida o recuperarla, que lo hagan en paz y con este ambiente fraterno”, indicó.
Hilario González, recalcó que los migrantes se están enfrentando también a un factor moral y muy difícil en cuanto a un más agresivo donde se les llama Ilegales pese a que entraron de manera legal.
“Se ha vuelto un ambiente de criminalización, de acusarlo de qué todos son criminales o todos los que llegan sobre todo de latinoamérica, tienen un pasado criminal entonces hay un elemento moral porque no se respeta la dignidad de las personas se les niega, o se les puede negar el refugio, la hospitalidad y el acompañamiento; hay un atentado contra la dignidad y la vida de las personas sin importar su condición”, expuso.
En el marco del evento, el Obispo Seitz presentó la conferencia «Una respuesta pastoral a la crisis migratoria actual desde la frontera», en la que expuso los desafíos que enfrentan los migrantes y refugiados en la región, así como el papel de la Iglesia en su acompañamiento y asistencia.
Los obispos reafirmaron su compromiso con la defensa de los derechos humanos de los migrantes y la necesidad de garantizar un equilibrio justo entre el derecho a migrar y la seguridad nacional. En su declaración conjunta, denunciaron la ineficacia del actual sistema migratorio estadounidense, señalando que no responde a la realidad y urgieron a la clase política a tomar medidas concretas para su reforma.
«La Iglesia Católica ha sido un aliado confiable de los gobiernos y de los pueblos, brindando apoyo a los más necesitados a través de procesos de acogida, protección, promoción e integración de personas vulnerables», destacaron los obispos en el documento final de la reunión.
Asimismo, enviaron un mensaje de esperanza a los migrantes y refugiados, asegurando que la Iglesia continuará su labor de asistencia con dignidad y compasión, inspirados por el mensaje del Papa Francisco y la enseñanza del Buen Samaritano.
Finalmente, encomendaron su labor a la intercesión de Santa María de Guadalupe, pidiendo a Dios por la solución de la crisis migratoria y la protección de todos aquellos que buscan un futuro mejor.