Una de sus luchas más sentidas es impulsar como madre sola a su hijo diagnosticado con trastorno del espectro autista. Fue también la primera mujer en realizar el servicio militar en esta región
Por: Irma de la Garza
LA PRENSA
En el corazón de Monclova, una mujer ha desafiado cada obstáculo que la vida le ha puesto en el camino. Guadalupe Pérez Vásquez no solo ha sido madre soltera, trabajadora incansable y pilar de su familia, sino que también se convirtió en la primera mujer en realizar el servicio militar en el 105 Batallón de Infantería.
Su historia comienza a los 21 años, cuando descubrió que sería madre. Ese mismo día, sin dudarlo, salió en busca de empleo. “Precisamente cuando me enteré que estaba embarazada, comencé a buscar trabajo, enfocándome en la idea de que tenía ya una responsabilidad”, relata. El destino la llevó a una casa editora local donde, por coincidencia, había dos vacantes. Decidió postularse y esa misma tarde consiguió el puesto.
Pero la verdadera prueba de su fortaleza llegaría años después. Cuando su hijo Benjamín tenía cuatro años, sus maestras notaron ciertas señales que indicaban que podría tener una condición especial. Tras una consulta con un neurólogo, el diagnóstico fue claro: Trastorno del Espectro Autista, Déficit de Atención e Hiperactividad. “Fue una bomba muy difícil porque no se hablaba mucho del tema. Me puse a investigar y me pasé la noche en vela buscando información y opciones en Monclova para ayudar a mi hijo”, cuenta.
En ese entonces, los recursos para niños con autismo eran limitados. “No había centros comunitarios como ahora. Todo era separado: terapia de lenguaje por un lado, terapia académica por otro, terapia de socialización en otro lugar”, explica Guadalupe. A pesar de las dificultades económicas, logró cubrir los gastos con el apoyo de sus padres, vendiendo tareas y haciendo trabajos extra.
El servicio militar llegó a su vida como un reto personal y un homenaje a su padre, quien fue paracaidista en las Fuerzas Armadas. “Siempre nos inculcó el respeto por la Sedena. Desde antes de cumplir 18 años tenía el deseo de enlistarme, pero no se dio la oportunidad hasta que comenzaron a aceptar mujeres”, recuerda. Así, con determinación, se convirtió en la primera mujer en hacer el servicio militar en el 105 Batallón de Infantería.
A pesar del entorno predominantemente masculino, Guadalupe encontró compañerismo y apoyo. “Fueron muy cálidos y atentos. No te ponen en trabajos forzados, te respetan, pero también te exigen. Lo más difícil para mí fue lo físico, porque perdí condición después de ser mamá”, admite entre risas.
Hoy, su hijo ha terminado la preparatoria y juntos buscan una carrera técnica que se adapte a sus necesidades. Guadalupe sigue siendo un ejemplo de lucha y perseverancia, demostrando que las mujeres pueden con todo: ser madres, profesionistas, pioneras y, sobre todo, inspiración para las generaciones futuras.
En el Día Internacional de la Mujer, su historia resuena como un recordatorio del poder de la resiliencia y el amor inquebrantable de una madre.