La Prensa
Agencias
El expresidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, sobre quien pesa una acusación de crímenes contra la humanidad, fue detenido en el Aeropuerto Internacional Ninoy Aquino de Manila, en cumplimiento a una orden de aprehensión girada por la Corte Penal Internacional.
La orden de aprehensión, girada por el tribunal supremo internacional, deriva de las denuncias de violaciones de derechos humanos perpetradas durante la llamada “guerra contra las drogas” que Duterte ejecutó en su país.
De acuerdo con cifras de Naciones Unidas, por lo menos 30 mil personas murieron durante el combate ordenado por el expresidente filipino contra bandas de narcotraficantes, lo que llevó a centenares de ejecuciones extrajudiciales y acusaciones de tortura y desaparición.
A pesar de las demandas de la justicia internacional, las acciones de Duterte gozaron de gran popularidad entre grandes sectores de la población de su país.
Una sangrienta guerra contra las drogas
Desde su paso por la alcaldía de Davao, Duterte se destacó por ejercer mano dura en contra de consumidores y traficantes de drogas, al grado de crear su propio escuadrón de la muerte para asesinarlos.
De hecho, en octubre pasado, el exgobernante aceptó públicamente la responsabilidad sobre las ejecuciones extrajudiciales, además de torturas y extorsiones, realizadas en contra de presuntos criminales, lo cual concluyó con la muerte de por lo menos 30 mil personas, aunque distintas asociaciones señalan que pudieron ser muchos más.
“Puedo confesarlo ahora, si quieren. Tuve un escuadrón de la muerte de siete personas, pero no eran policías, eran también criminales. Si yo le pedía a un sicario que matara a alguien, le decía: ‘si no lo asesinas, te mato en este momento’”, señaló ante un tribunal filipino.
A pesar de la confesión de sus crímenes a sangre fría, Rodrigo Duterte se presentó nuevamente a las elecciones para alcalde de Davao, las cuales se realizarán en mayo de 2025. Él lideraba las encuestas hasta el momento de su aprehensión.
Detenido al volver de Hong Kong
Días antes, Duterte había viajado a Hong Kong para presidir una serie de mítines para filipinos en el extranjero. Sin embargo, era consciente que a su regreso a su país natal, podría ser capturado por las autoridades internacionales.
“Si realmente este es mi destino en la vida, está bien, lo aceptaré. Ellos pueden arrestarme, ponerme en prisión”, señaló el político, de 79 años de edad, ante sus seguidores reunidos en un estadio de la ciudad autónoma china.
La captura de Duterte es uno de los logros más importantes de la Corte Penal Internacional, entidad extranacional que juzga y persigue las conductas delictivas que, por su gravedad, constituyen crímenes de lesa humanidad.
Entre las peticiones de aprehensión más conocidas de la Corte Penal Internacional y en vigor actualmente destacan las que pesan sobre Vladimir Putin y Benjamin Netanyahu, presidentes de Rusia e Israel, respectivamente.