Basado en un escrito 2021 de José Manuel Luna Lastra (QEPD), adaptado por Willem Veltman
La villa de Nuestra Señora de Guadalupe de la Nueva Extremadura, antecedente inmediato de Santiago de la Monclova, fue fundada por Antonio Balcárcel Riva de Neyra y Sotomayor, el 23 de noviembre de 1674, precisamente a la vera del Río Coahuila (hoy conocido como Monclova), más o menos a la altura de lo que ahora es la Alameda del Pueblo. Por esa misma época Fray Juan Larios y Antonio Balcárcel fundaron el pueblo de San Miguel de Luna, al norte de Guadalupe.
En 1696 gobernaba la provincia en forma interina, el capitán de Caballos Corazas, don Gregorio Salinas Varona, en sustitución del Gobernador Diego Ramón que se encontraba expedicionando constantemente y fundando pueblos y misiones. El 21 de enero de 1696, fue firmado un auto mediante el cual se concedía a Joseph Maldonado «… una hacienda de labor para poder sembrar maíz y trigo en un ojo de agua que llaman La Cieneguilla que está como vamos de este pueblo por río arriba, hacia el sur, con cinco caballerías de tierra, dos sitios de ganado mayor, tres de menor, que han de correr los sitios como vamos de la Cieneguilla a el camino de los Morillos o lindes de las tierras de San Joseph que son las propias que se habían hecho merced a Miguel Flores de Valdez, el Gral. Alonso de León que Dios perdone, por haberme convenido ya con el dicho (Flores de Valdez), por no las poder haber poblado«. Sin más trámite el Gobernador Salinas Varona aceptó la petición de Maldonado quien inmediatamente tomó posesión de las tierras y principió a construir una saca del río para regarlas.
Esta merced originó una reclamación de parte de Pedro del Bosque, actuando a nombre de su hermano Juan que a la sazón se encontraba en Zacatecas. Pedro del Bosque alegaba que las tierras que le habían mercedado a Maldonado pertenecían a su hermano Juan y le pidió a Salinas Varona que ordenara a Maldonado la suspensión de los trabajos de irrigación que ya realizaba, con lo cual el Gobernador estuvo de acuerdo.
La respuesta de Maldonado no se hizo esperar y pronto acudió ante el Gobernador insistiendo en que los terrenos en disputa habían pertenecido a Miguel Flores de Valdéz por merced que le había otorgado Alonso de León y que Juan del Bosque no había podido refutar lo anterior por carecer de elementos y por tal motivo le pedía al Gobernador que no le ordenara cesar los trabajos «… porque se me había acortado el tiempo de la siembra y quedaré perjudicado y (también) mi pobre familia«. Pedía así mismo que hicieran a Pedro del Bosque que mostrara el poder para actuar a nombre de su hermano, que presentara la merced hecha a Juan del Bosque y finalmente que se midieran las tierras «… por donde se mencionase dicha merced«.
El 26 de mayo de 1696 compareció nuevamente Pedro del Bosque ante el Gobernador y a nombre de su hermano Juan y dijo, entre otras cosas que aceptaba la medición ordenada por el Gobernador para que le diera posesión y que se le señalaran los sitios en la parte que mejor le conviniese «… por ser uno de los primeros conquistadores, el dicho mi hermano, de esta provincia«. Respecto a lo que Maldonado aducía en el sentido de que las tierras habían sido mercedadas a Miguel Flores de Valdez por Alonso de León, del Bosque afirmó que cuando el fundador concesionó las tierras a Flores de Valdez lo hizo condicionando el derecho que del Bosque pudiese tener en dichas tierras.
En este mismo auto Pedro del Bosque afirma que «… si alguno hay que tenga derecho legítimo del paraje de la Cieneguilla, es el dicho Miguel Flores de Valdez, por haberlo tenido poblado Marcos Flores por su orden, con su ganado, salvando siempre el derecho que a el dicho mi hermano le toca«. Del Bosque le hace también una recomendación a Joseph Maldonado y le dice que «… puede pedir de merced en el río de Nadadores o en el río de las Cuatro Ciénegas que con eso arriesgará su vida como nosotros en dicha provincia para adquirir las tierras y las aguas que S.M. fue servido darnos«.
Ante este alegato en el cual aparece ya como propietario de la Cieneguilla Miguel Flores de Valdez, el gobernador Salinas ordena que se midan las tierras con base en la merced que concedió Balcárcel a Juan del Bosque. Les pide a las partes que nombren sus representantes y él asigna al Alférez Real Antonio Guerra como juez en la operación de medición, pero del Bosque rechazó el nombramiento de Guerra por ser éste tío carnal de la esposa de su hermano Juan. Pedro del Bosque, adelantándose a los hechos, pensó que quizá Maldonado hubiese impugnado el nombramiento de Guerra y decidió hacerlo él primero.
Las mediciones en ese tiempo se hacían a base de cordeladas, partiendo de las mojoneras plenamente reconocidas como los puntos de partida originalmente designados. Existen los autos que detallan con toda claridad las medidas que se fueron haciendo hasta llegar al cerramiento del polígono que comprendía la propiedad de Juan del Bosque conocida como San Antonio del Potrero. Una vez terminados los trabajos topográficos, el juez Rodrigo Flores de Valdez citó en el terreno a Pedro del Bosque para darle la posesión, a nombre de su hermano, del predio, con todas las formalidades y a la usanza de la época. Por considerar interesante esta especie de ritual, a continuación, cito algo de su contenido. Decía el juez Flores de Valdez que «… tomé por la mano a Pedro del Bosque, vecino de esta villa, en nombre de Juan del Bosque, su hermano (y) lo metí en dichas tierras medidas, en señal de posesión, se paseó por ellas, cortó zacate, mudó piedras de un lado a otro y sacó agua de la acequia y la derramó en dichas tierras y todo lo hizo quieta y pacíficamente sin contradicción ninguna, en nombre de su parte«.
En 1721 el Cap. Juan del Bosque tuvo que presentarse ante el Cabildo de la provincia de Coahuila para reclamar la invasión a su hacienda por parte de los vecinos de la villa de Santiago de la Monclova. Los vecinos alegaban que el ejido o tierras comunes de que disponían en ese tiempo era muy pequeño. Sus tierras eran las que se localizaban al sur de la población en la banda poniente del río. Los vecinos habían pedido un pedazo de tierra por la banda oriente del río que lindaba con tierras del Cap. Juan del Bosque y del rancho la Cieneguilla. El asunto llegó hasta el gobernador, el Marqués de San Miguel de Aguayo quien decidió que los vecinos tomaran las tierras «… que han de correr por bajo de las tierras del capitán Juan del Bosque de la hacienda del Potrero, medidas las tierras que se le pertenecen, con asistencia del procurador de esta villa y posesión que tiene de muchos años a esta parte«. El Marqués de Aguayo para rematar la negativa a los vecinos dice «… y también han de correr dichas tierras por bajo de las que tiene la hacienda de la Cieneguilla, hasta lindar con tierras de los naturales del pueblo y misión de San Miguel de Aguayo, a la otra parte del río y rumbo del levante«. En resumen, el gobernador les dice a los vecinos que no se metan ni en tierras del Potrero, ni en las de la Cieneguilla, pero les informa que les asignará otras tierras donde pueden tener su ganado, tierras que se marcarán a partir de las citadas haciendas.
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Contribución de: Willem Veltman, socio de Arqueosaurios A.C. (1997) ~ Luis Alonso Armendáriz Otzuka, Arnoldo Bermea Balderas, Juan Latapi O., José Mariano Orozco Tenorio, Francisco Rocha Garza, Luis Alfonso Valdés Blackaller, Oscar Valdés Martin del Campo, y Ramón Williamson Bosque.
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