Enfrentarán nuevos retos de adaptabilidad tras la prohibición de la “comida chatarra” en las escuelas
Por Iván Villarreal
La Prensa
Para vendedores ambulantes como Don Juan Ernesto Mijares Mendoza, quien lleva 28 años en este oficio, la nueva prohibición de la “comida chatarra” en las escuelas representa un reto de adaptabilidad, pero también un golpe directo a su economía familiar.
«Bueno, tengo 28 años vendiendo en la escuela y, gracias a Dios, me han dado permiso. Hace cuatro años sufrí una embolia, y la gente de aquí me ayudó», relata Don Ernesto.
A lo largo de su trayectoria como vendedor, ha presenciado múltiples cambios en las normativas, aunque, en su opinión, los efectos en la sociedad no han sido los esperados, ya que, por diversas razones, las reglas suelen cumplirse a medias.
«No creo que detengan a Sabritas. Para que realmente se elimine la comida chatarra, primero tendrían que prohibir que Sabritas venda en las tiendas, y no creo que eso suceda. Es como cuando quitaron las bolsas de plástico: ahora las venden a un peso y todo sigue igual. Con la inversión que hacen las grandes empresas, dudo que quieran frenar esto», puntualizó Don Ernesto.
Según Mijares Mendoza, la prohibición de las bolsas de plástico solo generó un mayor gasto para las familias, ya que las bolsas siguen existiendo, pero ahora se venden. Además, considera que restricciones similares, como la prohibición de la venta de bebidas alcohólicas, solo fomentan la corrupción, pues el producto continúa circulando.
«Si se dicta una orden, debe cumplirse como es debido. Pero, ¿qué pasa? Que las bolsas siguen vendiéndose y continúan dañando al medio ambiente. Es como cuando hay ley seca: en todos lados siguen vendiendo cerveza porque hay corrupción», afirma.
Don Ernesto también señala que, si vende fruta, algunos maestros y estudiantes le compran, pero sostiene que prohibir la venta de ciertos productos es también una forma de limitar el derecho de los jóvenes a elegir en qué gastar su dinero.
«No puedes obligar a alguien a comprar lo que no quiere. Es su dinero. Es como si te dicen: ‘No puedes tomar Coca-Cola porque tienes diabetes’, pero decides tomar Pepsi. Es lo mismo, cada quien tiene su manera de pensar. Ya en total no salimos de huacal, en lugar de tapar el pozo, lo hacemos más hondo”, concluyó.
La nueva ley de prohibición de comida chatarra no contempla sanciones para vendedores ambulantes ni para las tiendas cercanas a las escuelas. Sin embargo, la capacidad de adaptación de los comerciantes se verá puesta a prueba.