PASO DE INTERPRETAR JUDAS ISCARIOTE AL HIJO DE DIOS
Cargará una cruz real y una responsabilidad aún mayor, el parrense interpretará a Jesús con respeto y profunda entrega espiritual
Por: Lucero Velázquez
LA PRENSA
Con fe firme y un compromiso que va más allá del escenario, Moisés Gerardo Flores Blanco se prepara, cuerpo y alma, para encarnar por segundo año consecutivo a Jesús de Nazaret en el viacrucis viviente del sector Ojo de Agua, en Parras de la Fuente.
A sus 38 años, este parrasense se ha entregado a una intensa preparación física y espiritual para representar con respeto y devoción uno de los papeles más significativos dentro de la tradición cristiana: el camino del sacrificio, la redención y el amor eterno.
Originario de Parras, Moisés es hijo de Gloria Blanco Sifuentes y Juan Manuel Flores. Con humildad, compartió con LA PRENSA su experiencia y preparación para encarnar esta figura central de la fe cristiana.
“Tomar el papel de Jesús ha sido una experiencia que jamás se me va a olvidar. Es una gran responsabilidad, algo que tienes que realizar con mucho respeto y compromiso”, expresó.
Durante todo el año, Moisés mantiene una rutina de ejercicio e hidratación, pero en los meses previos intensifica su entrenamiento. Esto le permite soportar las exigencias físicas del viacrucis: cargar una cruz de aproximadamente 100 kilogramos, soportar los azotes y simular las caídas que forman parte del realismo de la representación.
“Primero que nada me encomiendo a Dios y le pido que me dé la fuerza personal, espiritual y el cuidado para lograr esta encomienda”, afirmó.
La relación de Moisés con esta tradición es profunda. Su madre ha estado involucrada en la organización durante años, y su abuelo, Teófilo Blanco, fue uno de los pioneros del viacrucis en Parras, después de traer la tradición desde Saltillo en 1974.
“Desde niño he sido partícipe, quizás desde que mi madre estaba embarazada de mí”, comenta entre sonrisas.
MOISÉS INTERPRETÓ A JUDAS
Antes de interpretar a Jesús, Moisés dio vida durante más de 15 años a uno de los personajes más complejos del Evangelio: Judas Iscariote. Ese papel, que exige una carga emocional intensa, le sirvió como escuela actoral y espiritual.
“Interpretar a Judas fue uno de los retos más grandes. No se trata solo de ser el traidor, sino de mostrar el conflicto interno, la culpa, el remordimiento. Era difícil porque la gente a veces no separa el personaje de la persona, pero también me preparó para lo que hoy vivo al representar a Jesús”.
Hoy, con una fe fortalecida y una visión más madura, Moisés encabeza esta escenificación que va más allá del teatro: es un acto de fe, un mensaje de amor y redención. La comunidad de Parras se alista para acompañarlo en este recorrido que une a generaciones y reafirma creencias.
Una vez más, las calles de este Pueblo Mágico serán el escenario donde se revive la Pasión de Cristo, gracias al talento, la devoción y la entrega de sus propios habitantes.