Marginado de apoyos estatales y becas federales a pesar de su condición, este vecino de la colonia 21 de Marzo utiliza las manos a falta de una pierna para poder desplazarse y vivir de la caridad
Por Iván Villarreal
La Prensa
Por la avenida oriente de Monclova, entre el ruido, el tráfico, el humo de los carros y un calor abrasador, avanza lentamente en su triciclo de madera Don Elías Aguilar, triciclo que, en lugar de pedales, tiene manerales para poder avanzar, debido a que por la diabetes perdió una pierna.
Elías es vecino de la colonia 21 de marzo en Monclova, desde temprano se levanta y sale a las calles para pedir una ayuda de las personas de buen corazón, que lo ayuden a vivir el día a día.
Elías perdió una pierna, y con ella también muchas de las oportunidades que en este país ya son escasas para quienes lo tienen todo. Hoy se apoya en su singular vehículo para moverse por las calles, sin un lugar fijo para pedir apoyo. «Yo ando por ahí, girando, de allá para acá. Llego a la carnicería El Torito y ahí me quedo un rato», cuenta con resignación.
Su situación es precaria: no tiene casa propia y vive de renta. “Cáritas me da una despensita, un miércoles sí y un miércoles no, y pues ahí, de perdido, frijolitos”, dice agradecido. Pero su voz se quiebra al hablar de los apoyos gubernamentales: «Ya las lideresas no me quieren dar ni tapas de huevo… Y le digo, mire la filota de carros nuevos, y les están dando, y míreme a mí».
Además de su propia condición de salud —diabetes y solo tres dedos en el pie restante—, su corazón carga con otra preocupación: su madre, quien está enferma de cáncer en Ciudad Victoria, Tamaulipas. “No tiene sus piernas, le quitaron una muela por el cáncer, y allá está… y yo ni cómo ir a verla”, dice con tristeza.
Elías ha intentado acceder a programas de ayuda federal, pero no califica por la edad ni ha logrado entrar a los padrones de personas con discapacidad. “Yo quisiera que el gobierno me dé una ayuda, de perdido la despensita que llega ahí, blanquillo y leche”, pide.
A pesar de todo, no pierde la fe. Con una moneda en la mano, dice con certeza: “Dios nunca nos deja, nunca jamás nos deja”.
Mientras las autoridades distribuyen apoyos a quienes pueden presentarse con papeles y tiempo, hay quienes, como Don Elías, siguen moviéndose a pulso, en un triciclo de madera, sostenidos solo por la esperanza. Si usted lo quiere ayudar comuníquese con él, al Teléfono 866 170 71 00.