Más que juguetes o festejos, pequeños de Monclova quieren un lugar donde haya amor y protección
Fabiola Sánchez
LA PRENSA
Este Día del Niño, más allá de los juguetes y los festejos, los pequeños de Monclova compartieron un deseo común: vivir en un mundo donde la bondad, la comprensión y la protección sean la norma.
En sus palabras simples pero poderosas, niños como Alexander y Jimena expresaron lo que más anhelan: seguridad, más cariño de los adultos y, sobre todo, un entorno donde puedan crecer sin miedo, en su voz, se escuchó el llamado urgente a construir una sociedad que valore y cuide a las nuevas generaciones.
“Me gustaría que la gente fuera buena… que no lastimen a los niños, que haya más policías y que los papás cuiden más a sus hijos”, expresó Alexander, un niño de 12 años con la madurez de alguien que ha visto de cerca la otra cara de la infancia.
Este año celebró su último Día del Niño como tal, y lo hizo con el deseo de cambiar la realidad que lo rodea.
Junto a él, Jimena, de 7 años, también compartió su deseo: “Quiero que haya más seguridad… que en mi ciudad se pueda vivir sin miedo y que haya más lugares donde jugar”.
Aunque tímida, su voz es tan firme como la de muchos otros niños que, entre sonrisas y juegos, revelaron las preocupaciones que suelen pasar desapercibidas.
Ambos son parte de una generación que, aun siendo tan joven, entiende que el mundo que los rodea necesita sanar y piden lo básico: sentirse protegidos, escuchados, amados.
El pequeño Federico con una inocencia invaluable pidió que los niños no solo sean amados y mimados el Día del Niño, sino que siempre sean protegidos y consentidos.
Las voces de estos pequeños dejo en claro que el entorno que viven actualmente los niño no está siendo el adecuado para su felicidad, pero tienen una clara visión de lo que desean cuando sean grandes.