Durante 15 años, ha convertido el intenso calor de Frontera en una oportunidad, mostrando lucha, pasión y un ejemplo vivo de superación diaria
Oscar Ballesteros
La Prensa
FRONTERA, COAHUILA.- Agradecida con las temperaturas extremas, así es como refiere María, vendedora de aguas frescas “Las Marías”, quien con la llegada de las altas temperaturas ve un repunte en la venta de su producto a lo largo de las calles de Frontera; a lo largo de más de 15 años, ya ha aprendido a soportar los calores de la región, temporada que disfruta, pues con esto puede hacer sus jornadas de trabajo más cortas.
“Para mí es mejor que haga calor porque vendo más, aunque tenga que aguantar la temperatura, para las 2 yo me voy, se acaban y salgo a las 8-8:30 máximo aprovechando que no está el sol de lleno (…) es una por otra, quizá sí lleguen si me quedo en una sombrita, porque anda asoleada la gente, pero tengo que salir a ofrecerla así salgo más temprano” refirió sobre su actividad en estos días.
Apoyada de su triciclo en donde carga con 3 vitroleros de aguas frescas, de sabores mango, piña y melón es que sale de diario a recorrer las vialidades del municipio, siendo su manera de obtener ingresos, por lo que no se puede poner excusas por el clima, sino al contrario, encuentra la posibilidad de sacarle el mayor provecho y se esfuerza por lograrlo.
A esto, su cuerpo le ha correspondido, puesto que -dijo- no ha sufrido si quiera un dolor de cabeza en todos sus años haciendo los paseos por toda la Zona Centro de Frontera, a pesar de enfrentarse cada año a olas de calor extremas, eso sí teniendo cuidado de mantenerse bien hidratada mientras realiza sus ventas, pero sin cesar en ningún momento.
Muchos le han compartido -continuó- que sería mejor esperar en «una sombrita» a lo que ella se niega, pues aunque podría hacer sus ventas, no es igual de efectivo que andar por las calles ofreciendo las aguas frescas y le gusta concluir rápido su trabajo, anunciando su producto a gritos o parando en los distintos negocios a preguntar directamente.
“No me ha dado ni dolor de cabeza y no cargo con cachucha ni nada, así me he acostumbrado el año pasado medio me quiso dar gripa, pero no, ya estoy adaptada (…) tenemos que caminar para poder vender, no podemos quedarnos en un solo espacio, en una sombrita, porque tenemos que salir a buscar a la gente, o llegar a los negocios, pizzerías, ferreteras, ofrecer con gusto “hey, quieren aguas”, finalizó.