Se ha encontrado con miles de historias en cada uno de sus alumnos, y más allá de ser profesor de ciencias, se interesa por rescatarlos y empujarlos
Oscar Ballesteros
La Prensa
La docencia ha sido una profesión de familia, para Ángel Axayácatl Aranda Vázquez, quien en un principio se inclinó por la química terminó en el mismo camino que su padre dedicándose a la educación, decisión de la cual no se arrepiente, puesto que ya se ha hecho como un estilo de vida a lo largo de sus casi 2 décadas de experiencia como maestro de secundaria.
Correspondiendo al destino familiar, ya hace 19 años inició con su carrera como docente en distintas secundarias del estado, incluyendo en zonas rurales, donde se ha encontrado con miles de historias en cada uno de sus alumnos, ya que más allá de ser el «maestro de ciencias» ha tenido que desarrollarse en múltiples disciplinas, siendo consejero, psicólogo, padre y un apoyo general para sus estudiantes.
Con la filosofía de enseñar al ritmo del más lento, pues nadie puede perder el derecho a la educación, es como ha desarrollado sus clases, en los 3 grados de secundaria, impartiendo: biología, física y química estas, aunque sean de carácter muy exacto, se ha aventurado a aplicarlas en contextos reales, basado en una frase que escuchó en su preparación «un maestro que sabe dar su catedra es quien sabe relacionar sus temas con su vida diaria».
“Por eso para mí ser maestro es algo que traigo, que vi y soñé desde niño que un día diera clases (…) me di cuenta de que la química no me gustaba y tuve un tropiezo y eso me lleva a encaminarme a la educación y me acomodé en el camino correcto, siempre he sido docente en secundaria, actualmente en la Secundaria No. 3 “Héroes de Nacozari” y así ya por 19 años” recordó.
En su desarrollo, ha tenido que ir aplicando los temas en distintas situaciones reales y en tendencia para que conforme varían los gustos entre generaciones sigan interesando en aprender los conocimientos existentes de estas materias y se desenvuelvan con libertad, con gusto en practicar cosas básicas en su comunidad y en ocasiones disfrutar de compartirlo.
Con esto, y aunque parezca trillado -refirió- la máxima satisfacción es ver a sus alumnos egresados con una profesión o un trabajo en donde les vaya bien, y que en las oportunidades que tienen de encontrarse de nuevo, lo recuerden, refiriendo que gracias a un consejo que él les haya dado, han logrado mejorar algo, desde lo mínimo, pero algo de él los marcó para progresar.
“Yo cuento con mi familia que una vez me topé en el supermercado a un ex alumno, grandote, que me pregunta «¿se acuerda de mí?» no lo recordaba, pero me dice «usted fue mi maestro en la 4» y le habla a su esposa, me presenta y le dice que fui su maestro y citó muchos consejos, ahora trabaja en una empresa y buscaba hacer la prepa, te llena el corazón esas experiencias” finalizó.