Las primeras clases comenzaron gracias al esfuerzo voluntario de profesionistas de Monclova y Frontera, quienes, sin cobrar un solo centavo, se convirtieron en los primeros maestros
Alberto Rojas Carrizales
LA PRENSA
Al celebrarse hoy el Día del Maestro en reconocimiento a su enseñanza, es imposible no rendir homenaje a una institución pionera que marcó un antes y un después en la educación de la Región Centro, la Escuela Secundaria Federal 24, fundada el 14 de abril de 1944.
El proyecto voló alto, dice el historiador Jesús Guajardo y es que el diseño original del edificio fue concebido en forma de avión, y aunque el ambicioso proyecto nunca se completó como fue ideado, su simbolismo despegó hacia el futuro con alas hechas de esfuerzo, sueños y enseñanza.
Más que un plantel educativo, fue el punto de partida de una nueva era intelectual para Monclova y Frontera, guiada por maestros que sembraron conocimiento con entrega, pasión y un profundo sentido de vocación.
Guajardo al echar un vistazo a episodios registrados a inicios de la década de los cuarenta, dice que en 1941 el proyecto de la Secundaria Federal 24 competía en los principales titulares del periódico semanario -Monclova- con la construcción de AHMSA y el diseño de la Carretera 57.
Señaló que los precursores de la Secundaria Federal 24 fueron los empresarios Vicente Falco, y Juan Gil, éste último su nombre lleva el plantel y en el ramo académico Felipe Ruiz Cadena, Hildebrando Lafuente, Ernesto de la Fuente, Héctor Perches, y otros más.
Agrega que la historia de esta escuela está entretejida con los ideales de progreso de un grupo de masones de Frontera y empresarios visionarios de Monclova, quienes, desde inicios de la década de 1930, emprendieron la titánica labor de gestionar la creación de una secundaria en la región.
Recuerda que fue durante una entrevista clave con el entonces Presidente Lázaro Cárdenas, en una escala en Paredón durante uno de sus viajes a la Laguna, cuando finalmente se consolidó el compromiso del Gobierno Federal para la creación del plantel.
El historiador agrega que sin contar aún con edificio propio, las primeras clases comenzaron gracias al esfuerzo voluntario de profesionistas de Monclova y Frontera, quienes, sin cobrar un solo centavo, se convirtieron en los primeros maestros de la nueva escuela.
En Frontera, se habilitó el local de la Logia Estrella del Norte, y en Monclova, una casa ubicada sobre la calle Juárez sirvió como sede provisional, pero de acuerdo a Jesús Guajardo no todo fue sencillo porque pronto surgió una disputa sobre la ubicación definitiva del plantel.
Y es que Frontera y Monclova lo reclamaban por igual, finalmente, se optó por una decisión, construir la secundaria justo entre ambas localidades, agrega que la federación exigía rapidez en la edificación, amenazando con retirar la plantilla docente si no se cumplían los plazos.