El mandtario prometió una inversión inicial de 25 mil mdd ¿Cómo funcionaría, cuánto costará realmente y por qué genera dudas en el Pentágono y el Congreso?
Con un póster del mapa continental bañado en filamentos dorados a su espalda y el general Michael Guetlein a su izquierda, el presidente Donald Trump presentó el martes el boceto más ambicioso de defensa patria en décadas: una “Cúpula Dorada” —un sistema nacional de sensores, satélites e interceptores inspirado en la Cúpula de Hierro israelí— que, aseguró, “estará plenamente operativo antes del final de mi mandato”.
“Es un gran día para Estados Unidos”, dijo Trump desde la Oficina Oval, prometiendo que la red se diseñará y fabricará “íntegramente en Estados Unidos” y que su construcción demandará tres años y 175 mil millones de dólares. Minutos después, la Casa Blanca aclaró que la partida inicial será de 25 mil millones de dólares, incluida en el “gran y hermoso proyecto de ley” aún encallado en el Capitolio.
¿Qué es la ‘Cúpula Dorada’? ¿Cuánto va a costar?
La propuesta combina “una burbuja de defensa aérea de sensores, satélites y baterías de misiles en todo Estados Unidos” con el objetivo de neutralizar proyectiles balísticos, hipersónicos o de crucero “incluso si se lanzan desde cualquier punto del mundo o desde el espacio”. El modelo a emular es el escudo israelí que el pasado abril interceptó cerca de 300 drones y misiles iraníes, y miles de Hamás, Hezbolá y los hutíes.
Trump asegura que muchos componentes “ya existen” pero necesitan conectarse mediante “una red troncal de software”. El general Michael Guetlein, vicejefe de Operaciones Espaciales, encabezará el programa. “Lo tendremos listo en unos tres años”, afirmó el presidente.
El cálculo de 175 mil millones de dólares contrasta con las estimaciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), que sitúa el coste entre 161 mil y 542 mil millones de dólares a 20 años, dependiendo del número de interceptores espaciales y de la cobertura total o parcial del territorio. El portal Politico, citando un análisis interno, eleva el precio potencial a más de 500 mil millones de dólares.
El senador demócrata Mark Kelly —exastronauta y miembro del Comité de Servicios Armados— advirtió la semana pasada: “Construir un sistema que cubra todo el país sería increíblemente difícil y no estamos seguros de que vaya a funcionar”.
¿Quién lo pidió?
A la pregunta de si los comandantes militares solicitaron el proyecto, Trump respondió: “Lo sugerí y todos dijeron: ‘Nos encanta la idea, señor’”. Funcionarios del Pentágono, sin embargo, llevan años sosteniendo que los 44 interceptores emplazados en Alaska y California bastan contra las eventuales salvas limitadas de Corea del Norte. Proteger cada ciudad y cada base aérea exigiría miles de interceptores adicionales y una constelación de sensores orbitales aún por desarrollar.
“La Cúpula Dorada no es una gran protección que adquirimos para proteger a la patria de diversas amenazas”, argumentó el jefe de la Fuerza Espacial, general Chance Saltzman. “Lo que permite es un análisis más integral de la misión… ¿Dónde podemos ser más creíbles en nuestra defensa?”.
La Agencia de Inteligencia de Defensa alertó la semana pasada de que China y Rusia podrían desplegar hasta 5 mil misiles de crucero de ataque terrestre para 2035 capaces de evadir defensas tradicionales. Trump cita ese informe para justificar la urgencia.
Pero los analistas ven también un cálculo electoral. En mítines recientes, la promesa de “construir la cúpula más grande de todas” ha desatado vítores y se ha convertido en pilar de la plataforma republicana.
¿Qué sigue tras el anuncio?
Una orden ejecutiva firmada en enero exige al Pentágono entregar un plan maestro en 180 días. Esa fecha vence a finales de julio. Luego vendrán contratos, pruebas y la inevitable batalla presupuestaria.
“La amenaza de ataque con misiles balísticos, hipersónicos y de crucero […] sigue siendo la amenaza más catastrófica que enfrenta Estados Unidos”, advirtió Trump en la directiva. Sus detractores replican que el peligro de invertir cientos de miles de millones en una panacea tecnológica podría convertirse, como ocurrió con “Star Wars”, en su propio talón de Aquiles.
Mientras tanto, el cartel dorado exhibido en la Oficina Oval promete un cielo blindado. Lo que ocurra cuando el proyecto aterrice en la Comisión de Presupuesto puede ser menos reluciente.
POR: EXCELSIOR