La Cámara de Representantes de Estados Unidos, controlada por los republicanos, aprobó la madrugada de este jueves por un estrecho margen un amplio proyecto de ley de impuestos y gastos que promulgaría gran parte de la agenda política del presidente Donald Trump y cargaría al país con una deuda de billones de dólares.
El proyecto de ley cumpliría muchas de las promesas populistas de la campaña de Trump, ofreciendo nuevas exenciones fiscales sobre las propinas y los préstamos para automóviles e impulsando el gasto en el ejército y la vigilancia fronteriza.
Añadirá unos 3.8 billones de dólares a la deuda del Gobierno federal —actualmente en 36.2 billones de dólares— durante la próxima década, según la Oficina de Presupuesto del Congreso, que no es partidista.
El proyecto de ley, que Trump denominó como “One Big Beautiful Bill Act”, fue aprobado en una votación de 215-214, con el voto en contra de todos los demócratas de la cámara y dos republicanos. Un tercer republicano votó “presente”.
El ambicioso proyecto de recortes tributarios y ajustes al gasto social también busca crear un impuesto del 5% a las remesas enviadas al extranjero.
El paquete también debe obtener la aprobación en el Senado, controlado por los republicanos, antes de que Trump pueda firmarlo y convertirlo en ley. La votación se produjo después de unas sesiones maratonianas durante dos noches sucesivas.
La legislación, de 1,000 páginas, ampliaría los recortes de impuestos a empresas e individuos aprobados en 2017 durante el primer mandato de Trump, cancelaría muchos incentivos de energía verde aprobados por el expresidente demócrata Joe Biden y endurecería el acceso a los programas de salud y alimentos para los pobres.
También financiaría la ofensiva de Trump contra la inmigración, añadiendo decenas de miles de guardias fronterizos y creando la capacidad de deportar hasta un millón de personas cada año.
El proyecto de ley se aprobó a pesar de la creciente preocupación por la deuda estadounidense, que ha alcanzado el 124% del PIB de EU, lo que provocó una rebaja de la calificación crediticia de primera categoría de Estados Unidos por parte de Moody’s la semana pasada.
El Gobierno estadounidense ha registrado déficits presupuestarios todos los años de este siglo, ya que tanto las administraciones republicanas como las demócratas han fracasado a la hora de alinear el gasto con los ingresos.
El pago de intereses supuso 1 de cada 8 dólares gastados por el Gobierno estadounidense el año pasado, más que la cantidad destinada al ejército, según la Oficina de Presupuesto del Congreso. Ese porcentaje aumentará a 1 de cada 6 dólares en los próximos 10 años, a medida que el envejecimiento de la población eleve los costes sanitarios y de pensiones del Gobierno, incluso si no se tiene en cuenta el proyecto de ley presupuestaria de Trump.
Los inversores, desconcertados por la situación fiscal de Estados Unidos y los erráticos movimientos arancelarios de Trump, están vendiendo cada vez más el dólar y otros activos estadounidenses que constituyen los cimientos del sistema financiero mundial.
“Esta noche no estamos reordenando las tumbonas en la cubierta del Titanic. Estamos echando carbón a la caldera y poniendo rumbo directo al iceberg”, dijo el representante Thomas Massie, de Kentucky, uno de los dos republicanos que votaron en contra del proyecto de ley.
Por El Economista