Los miembros reconocieron que “la incertidumbre sobre la política económica ha disminuido desde su punto más álgido”
Por Staff/El Economista
La Prensa
La reunión de Finanzas del G7 concluyó el jueves con una muestra de unidad a pesar de las turbulencias generadas por la guerra comercial iniciada por uno de sus miembros, Estados Unidos, desde el regreso al poder de Donald Trump.
En un contexto tenso, los ministros de Finanzas y presidentes de bancos centrales de las siete economías más avanzadas -Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido- se congratularon de haber llegado a un acuerdo sobre una declaración final.
Sin embargo, luego de tres días de reuniones en Banff, en las Montañas Rocosas del oeste de Canadá, no hubo progresos en lo referente a los derechos aduaneros, el tema de fondo de todas las reuniones bilaterales.
Trump amenazó con lastrar el crecimiento económico global al imponer aranceles de al menos 10% a la mayoría de los productos que ingresan a Estados Unidos.
En un comunicado final, los miembros del G7 Finanzas reconocieron que “la incertidumbre sobre la política económica ha disminuido desde su punto más álgido”, que se produjo con el impacto del anuncio de las tarifas a principios de abril.
“Trabajaremos juntos para lograr más avances”, añadieron en el documento.
“Estamos más unidos que nunca” en el G7, aseguró el ministro de Finanzas canadiense, François-Philippe Champagne, que presidió la reunión.
Ministros de finanzas del G7 intentan restar importancia a disputas arancelarias y alcanzar consenso
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, que enfrentó constantes críticas por los gravámenes de Trump, destacó el “muy buen ambiente de trabajo colectivo”.
“No creo que haya habido grandes desacuerdos; creo que la reunión fue excelente”, declaró a la AFP.