IGLESIA CATÓLICA NO ABANDONARA A MONCLOVA
El nuncio Spiteri y el obispo Hilario expresan su respaldo a familias afectadas por el colapso de AHMSA y llaman a mantener viva la causa
Por Iván Villarreal
La Prensa
Ante la profunda crisis económica y social provocada por el colapso de Altos Hornos de México (AHMSA), la Iglesia Católica alzó la voz en solidaridad con más de 17 mil familias afectadas por el abandono de la empresa y de su expropietario, Alonso Ancira.
Durante su visita a la región centro de Coahuila, Monseñor Joseph Spiteri, nuncio apostólico y representante del papa León XIV en México, ofreció un mensaje de aliento a las comunidades golpeadas por la situación.
“La Iglesia está bien consciente de este problema. No los vamos a abandonar. Aunque no podemos resolverlo solos, enviamos un mensaje de solidaridad: no pierdan la esperanza. Cada desafío se puede transformar en una posibilidad nueva”, afirmó Spiteri tras reunirse con representantes de Cáritas, empresarios y autoridades locales.
El representante papal destacó la resiliencia y creatividad de los habitantes de la región, animándolos a convertir la adversidad en oportunidades de renovación. “Vi una región con muchas ganas de seguir adelante. Necesitamos fuerza de ánimo y creatividad para transformar estos desafíos”, señaló.
Por su parte, monseñor Hilario González García, obispo de la Diócesis de Saltillo, subrayó la urgencia de no abandonar las causas legales ni a las familias afectadas. “Esto sigue siendo una herida muy fuerte. Hay que acompañar a las comunidades de Monclova, que han sido creativas, solidarias, y no desesperadas. No se olviden de sus valores humanos y cristianos, que les han permitido salir adelante a través del bien”, expresó.
El obispo también hizo un llamado a agentes pastorales, empresarios y actores políticos a no permitir que el caso AHMSA caiga en el olvido, reiterando que superar esta crisis requiere justicia, organización comunitaria y fe.
La presencia de altos representantes eclesiásticos en la región no fue solo un gesto simbólico, sino también un recordatorio de que, incluso en los momentos más difíciles, la solidaridad y la esperanza son herramientas clave para reconstruir el tejido social.