Mónica Morales rompe el silencio: “Jamás pensé que alguien que conozco desde hace años pudiera hacer algo así”
Por Iván Villarreal
La Prensa
CASTAÑOS, COAHUILA — Con voz entrecortada y un rostro marcado por el dolor, Mónica Morales ha decidido alzar la voz. La joven, visiblemente afectada, narró en redes sociales la traumática experiencia que vivió la noche del jueves, cuando fue víctima de una agresión física y psicológica a manos de Juan Idilio “N.”, un funcionario identificado como “Servidor de la Nación”.
“Jamás pensé que alguien que conozco desde hace años pudiera hacer algo así”, dijo Mónica, aún en estado de conmoción. A través de un mensaje grabado, compartido por ella misma, relató cómo una noche que comenzó como una reunión entre amigos terminó en una pesadilla.
De acuerdo con su testimonio, tras convivir en un karaoke con amistades cercanas, abordó la camioneta de Juan Idilio junto con otro amigo. Después de dejar a este último en su domicilio, la situación cambió de manera drástica. Morales asegura que el agresor le arrebató el celular y se negó a llevarla de regreso a su casa.
“Pensé que era una broma… pero no me llevó a mi casa. El muy desgraciado no me llevó. Yo le decía que me regresara mi teléfono, que me llevara… y no me hacía caso”, recordó entre lágrimas. A medida que avanzaba la noche, relata que Juan Idilio comenzó a mostrar un comportamiento errático, agresivo y verbalmente violento.
La situación escaló hasta llegar a la violencia física. Mónica describe haber sido brutalmente golpeada, jalada del cabello y arrastrada por el suelo. “Me golpeó fuerte, fuerte, fuerte… me arrastró y me decía cosas horribles”, afirma. En ese momento, cuenta que solo pudo pedirle a Dios fuerza para sobrevivir.
Más allá del ataque físico, Mónica también compartió su desconcierto y dolor emocional: “No éramos pareja, no teníamos ninguna relación… solo era una amistad. Por eso me impactó tanto, porque cómo puede alguien que tú consideras amigo hacerte esto”.
El caso ha provocado una ola de indignación en redes sociales y entre colectivos feministas, que ya exigen justicia. Hasta el momento, no se ha emitido una postura oficial por parte de las autoridades correspondientes.
Mientras tanto, Mónica sigue recuperándose del impacto físico y emocional. “No estoy tan bien como quisiera, pero sé que voy a estar bien. Sé que Dios está de mi lado. Sé que tengo familia y personas que me apoyan”.
Su testimonio ha encendido una nueva alarma sobre la violencia de género y la impunidad que persiste incluso entre figuras vinculadas al servicio público. La voz de Mónica, temblorosa pero firme, se suma al clamor de miles de mujeres que cada día luchan por ser escuchadas, creídas y protegidas.