La Matanza del Jueves de Corpus, considerada la segunda gran represión a estudiantes en nuestro país
Por Staff/Imagen
La Prensa
MÉXICO.- Ayer martes 10 de junio, marcharon por el 54 aniversario de la Matanza del Jueves de Corpus o Halconazo, considerada la segunda gran represión a estudiantes en nuestro país.
La marcha del Comité 68 Prolibertades democráticas prevé a mil 500 personas, y demás organizaciones.
Los integrantes de la organización marchan por la verdad, justicia y la memoria popular, para conmemorar el 54 Aniversario de la Matanza del Jueves de (Corpus/Halconazo,), ocurrida el 10 de junio de 1971.
El 10 de junio de 1971, conocido como “El Halconazo”, fue un episodio brutal de represión estatal en México, inscrito en el periodo de la Guerra Sucia (décadas de 1960-1980), donde el gobierno priista combatió con violencia a movimientos sociales, estudiantiles y guerrilleros. Tres años antes, en 1968, el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz había masacrado a estudiantes en Tlatelolco, y aunque Luis Echeverría Álvarez llegó a la presidencia en 1970 prometiendo “apertura democrática”, su régimen mantuvo la misma lógica represiva.
El Estado mexicano, bajo la lógica de la Guerra Fría, veía en los movimientos estudiantiles una amenaza comunista. Grupos paramilitares como Los Halcones —creados en 1966 y entrenados por militares mexicanos con apoyo de EE.UU.— fueron diseñados para actuar con impunidad, evitando que la represión recayera directamente en el Ejército.
Motivo de la Protesta: Solidaridad y Autonomía Universitaria
La marcha del Jueves de Corpus (festividad católica que dio nombre al evento) surgió como apoyo a estudiantes de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), quienes protestaban contra la imposición de una ley orgánica que eliminaba su autonomía y recortaba presupuestos educativos. Aunque el gobierno federal anuló dicha ley días antes, estudiantes de la UNAM y el IPN decidieron marchar el 10 de junio para exigir:
Libertad a presos políticos (como los del 68).
Democratización de la educación.
Fin al autoritarismo.
La consigna era clara: recuperar las calles tras el silencio impuesto por Tlatelolco.
El Ataque: Una Trampa Sanguinaria
La marcha partió del Casco de Santo Tomás (IPN) hacia el Zócalo, con unos 10,000 estudiantes. Al llegar a la Calzada México-Tacuba y avenida de los Maestros, fueron bloqueados por granaderos. Minutos después, Los Halcones —vestidos de civiles pero armados con varas de bambú, rifles M-1 y carabinas 30 M-2— iniciaron el ataque:
Primera fase: Golpizas con varas (entrenadas en kendo).
Escalada: Disparos desde edificios y francotiradores.
Persecución: Los Halcones, apoyados por policías y militares, persiguieron a estudiantes hasta colonias aledañas y allanaron hospitales como el Rubén Leñero para “rematar” heridos.
Testigos describieron una “ratonera”: los manifestantes fueron empujados hacia los atacantes bajo la mirada pasiva de las autoridades. El saldo oficial habló de 30 muertos, pero fuentes independientes estiman hasta 120 víctimas.
Consecuencias: Impunidad y Cambios en la Lucha Social
Inmediatas
Crisis política: Echeverría destituyó al regente capitalino Alfonso Martínez Domínguez (“Halconzo”) y al jefe policiaco Rogelio Flores Curiel, pero nunca asumió responsabilidad.
Censura y resistencia: Medios como Excelsior rompieron el cerco informativo, publicando fotos de la masacre.
Políticas
Radicalización: Grupos estudiantiles abandonaron la vía pacífica y optaron por la guerrilla (como la Liga Comunista 23 de Septiembre).
Impunidad: Durante la década del 2000, el gobierno mexicano estableció una fiscalía especializada para investigar eventos como los ocurridos en 1971. Se intentó juzgar al expresidente Echeverría por genocidio; sin embargo, la jueza Herlinda Velasco desestimó la acusación de genocidio, considerando que los hechos constituían homicidio simple, delito que había prescrito al superar los 30 años desde su comisión.
Culturales
Memoria colectiva: El Halconazo se convirtió en símbolo de la resistencia, con documentales (Fuimos Revolución), placas conmemorativas y marchas anuales bajo la consigna “¡Ni perdón, ni olvido!”.
Legado: Hoy se exige justicia y se vincula con otras luchas, como la contra la militarización.
El Halconazo no fue un hecho aislado, sino parte de una estrategia de terrorismo de Estado para silenciar disidencias. A 54 años, sigue impune, pero su memoria persiste como advertencia contra la represión y en demanda de un México más justo.