menú

Ciudad de Mexico

24°C
Few clouds

lunes 16 de junio de 2025

>
>
>
>
>
Operación mochila: los traficantes de Takis fuego hacen de las suyas en Iztapalapa

Operación mochila: los traficantes de Takis fuego hacen de las suyas en Iztapalapa

Pelón pelo rico, paletas de chamoy, duvalines, bubulubus y gorditas de chicharrón. De todo pasan. Los niños de Iztapalapa desafían la prohibición de comida chatarra.

A los niños los delatan los deditos rojos. Están en clase en el salón de una escuela en algún lugar de Iztapalapa. Saben que no pueden comer en el salón y menos comida chatarra, pero armaron un ‘Paquetaxo’ artesanal con lo que varios trajeron en sus mochilas e hicieron la travesura de ponerle mucha salsita. Ahora hasta lo chiloso está racionado.

–Oye, Paco, Rogelio, ¿qué traen ahí? –preguntó Melissa, una mujer de 33 años, con formación en Psicología, comprometida con la docencia y con ocho años de experiencia en el aula, ahora maestra del sexto grado de primaria.

–Son takis fuego… sabritones, papas, chetos y les echamos salsa.

–Pero es que eso se ve rojo. Eso se ve muy rojo –señaló la miss.

–Sí, pero nadie se va a dar cuenta. Ya aquí lo comemos y todo.

–Pero si llega alguien, me van a regañar a mí. Van a decir que yo los estoy apapachando para que traigan sus cosas y no, no se puede traer eso.

–¡Ay, yaaa, maestra! No traigo la bolsa, ¿quién se va a dar cuenta?

La evidencia no son sus dedos pintados de rojo. La evidencia son las bolsas de fritura en el bote de basura. Pero si no hay bolsa, no hay delito y la maestra Melissa, aunque no es cómplice, se ha convertido en testigo de lo que pasa desde aquel fatídico 29 de marzo de 2025 cuando, como parte del programa federal “Vida Saludable”, se acabó la comida chatarra en las escuelas del país.

El mundo de la comida chatarra no cambió la primera semana de abril. El 21 de octubre de 2024, el secretario de Educación Pública, Mario Delgado, anunció las acciones para establecer y fomentar la salud alimentaria que debían acatar las 258 mil 689 escuelas que existen en México.

La autoridad avisó que se prohibirían productos procesados, no saludables y envasados con sellos de advertencia; lo mismo alimentos a granel o caseros con altos contenidos de azúcar, grasa, sodio y harinas refinadas; que se daría espacio a frutas, verduras, semillas; a cereales integrales y platillos que incluyen ingredientes naturales de la región y de temporada; que venía una norma y que estaría en el Diario Oficial de la Federación. Estamos hablando de papitas pero también de una ley.

En la escuela de Melissa se hicieron un montón de juntas. Fueron amenazas pequeñas y avisos. Trabajaron el tema desde septiembre de 2024 con los padres, los niños y las niñas. A la par, comenzaron a suceder cosas que se convirtieron en parteaguas: como que ya no hubiera pan de muerto. Y para el convivio de diciembre, a los niños se les preguntó qué querían comer y ellos sólo podían pensar en la prohibición: hamburguesas, pizzas, helados, pasteles y sus preciadas golosinas. La respuesta ganadora fue: una Cajita Feliz.

–¿McDonald’s?

–Sí, una Cajita Feliz –contestó alguno de los niños.

–Bueno, acuérdense que no se puede porque ya habíamos dicho…

–Ay, ¡odiamos al gobierno! ¿Por qué nos están quitando todo? Nosotros queremos comer esto, si no yo me lo como afuera.

–Oigan, no. No es cosa del gobierno, hay que mejorar la calidad de vida.

La protesta de los niños continuó. La Cajita Feliz no sería la opción. Y no fue la única mala noticia. En ese fin de año también sería la última ocasión en que recibirían un dulcero. Se trataba de una bolsita de celofán con pelón pelo rico, paletas de chamoy, duvalines, bubulubus y picafresas, entre otras cosas con las que generaciones crecimos. Enero de 2025 no vendría mejor. Nadie partió en el colegio una rosca de reyes.

“Finalmente son usos y costumbres de nuestro país”, expresa Melissa y cuenta que, para los cumpleaños, había mañanitas, gelatina, pastel y algún detalle, pero ahora eso es cosa del pasado.

Frituras, gorditas y refrescos entran de contrabando en las mochilas

Hasta el año pasado, los productos chatarra representaban hasta 98% de la oferta alimentaria escolar en México. Productos que contenían colorantes y aditivos asociados con la hiperactividad y el déficit de atención. El impacto no sólo vendría en las celebraciones y las fechas especiales, impactó directamente en las cooperativas de la escuela y en la comida que tendrían para las infancias.

En la cooperativa de la escuela pública, para la que trabaja Melissa, había un puesto de tacos. Vendía chicharrón en salsa verde, suadero de soya, pastor de soya, tinga de pollo con zanahoria y se servían con arroz y frijoles.

Había más puestos: uno de palomitas naturales hechas con aire. Otro de frutas, donde también podías encontrar pepino, jícama o zanahoria. Un puesto más de paletas heladas y aguas frescas, además de las famosas bolis (entre helado y paleta que viene en bolsita). Uno más de semillas y cacahuate natural, japonés, con chile o con sal; pepitas; alegrías, obleas y barritas de semillas. También había mini ‘hotcakes’.

Las personas que administran los puestos en la escuela son parte de la comunidad educativa, o sea, son papás y mamás y el precio de cada producto era de seis pesitos que se iba a la economía de estas familias.

Para la primera semana de abril de 2025, las cosas debieron cambiar. Pero los proveedores se vieron limitados y algunos dieron las gracias porque su inversión no salía con los costos de ciertos alimentos. Melissa hace la reflexión: “ciertos alimentos: el huevo, la carne y el pollo han incrementado su costo” y, aunque han buscado opciones, no llega a ser sostenible.

En marzo, algunos proveedores se presentaron: “No, no se puede maestra, nada más puedo ofrecer arroz, frijoles y muslos”, “porque ni siquiera era pechuga de pollo o pierna de pollo”, relata Melissa. Y eso que servían en los platos no les gusta a los niños. Se empezó a escuchar: “Sabe feo”, “Es que no tiene sabor”, “Es que no tiene sal”, “Es que estaba mejor la otra señora”.

A mediados de marzo, previendo la situación, la maestra Melissa les dijo a sus alumnos: “Pues tráiganse ustedes su lunch”. Entonces todo empezó a entrar de contrabando en las mochilas: quesadillas, gorditas, y refrescos. Melissa recuerda haber visto salir una gordita gigante.

–No te puedes comer la gordita de chicharrón. Está muy grande.

–Pero es que yo tengo mucha hambre. Me lo mandó mi mamá.

“¿Qué les dices?”, me pregunta Melissa en esta entrevista para DOMINGA. “No les puedes decir tampoco nada”.

Pero sabe que por debajo de la manga saldrán unos takis fuego o unos azules y verá también el desfile de todo tipo de papitas. La actitud de los niños es: “No nos dejan comer nada… entonces yo lo traigo aquí en una bolsa”.

La comida saludable no inicia en la escuela, inicia desde la casa.

Y si las bebidas azucaradas están prohibidas, también llegaron en las mochilas: boings, jugos y refrescos. Pero a estas alturas, lo de menos es una Coca Cola. Melissa descubrió que una de sus estudiantes, entre 10 y 11 años, traía una bebida energizante con cafeína y taurina que promete mejorar el rendimiento y la concentración. “Ya no puedes traer eso”, dijo la miss.

Pero si no viene desde casa, tampoco hay problema. Afuera de la escuela, donde el mundo es libre, siempre habrá un ‘Lonchibón’ para desayunar (sándwich, fruta y jugo en bolsita), y para la salida, un chicharrón preparado. Con mucha salsita.

Los niños tienen en casa hábitos y recursos desiguales

En la escuela primaria pública de Iztapalapa, hay desayunos escolares que trae el Sistema Nacional DIF, esto se da sobre todo en zonas que viven en condiciones vulnerables y que participan de los programas contra la desnutrición y la anemia infantil. Cuestan 50 centavos e incluyen: una lechita, una barra de cereal o galleta y una fruta, como naranja, plátano o manzana.

Para la maestra Melissa, el desayuno escolar es un derecho, pero los niños también se imponen: “Yo no quiero comérmelo”, dicen, aunque la mayoría sí termina por consumirlo. En esta iniciativa participan las mamás de las infancias, acomodan los alimentos y los reparten. Estos servicios son voluntarios porque nadie les paga nada.

Por otro lado, también existe el Programa de Desayunos Escolares Calientes del DIF. Para que sean realidad, en el colegio se les instala una cocina para que las madres preparen un menú elaborado por nutriólogos. El presupuesto está dado, sin embargo no hay compromiso por parte de las mamás, porque son ellas las que tendrían que ir a cocinar. Cocinar para toda una escuela mientras tienen que atender a los niños por la mañana y probablemente, después, ir a trabajar.

Pero ¿qué comen los niños fuera de las escuelas? Comen lo que hay. Si el dinero alcanza para un boing y unos cacahuates, eso será. Si solamente hay frijoles, sopa o tortilla, habrá quesadillas y taquitos. “Muy pocos niños tienen la posibilidad de comer bien en sus casas”, cuenta Melissa y expresa que para algunos la comida son puros tacos, café con pan o alguna situación peor:

–¿Y qué cenaste? –ha preguntado Melissa.

–Nada.

–¿Y qué desayunaste? 

–No, pues nada –le dicen–. Apenas, mis tacos [en el lunch].

Todo les parece una imposición, del gobierno, pero también de los docentes, que les explican el “Plato del buen comer” (una herramienta gráfica que funciona como guía dietética con fines educativos) o la “Jarra del buen beber” (una guía informativa que indica las cantidades correctas que se debieran consumir de acuerdo a las bebidas más comunes). El personal docente sabe que en casa los niños tienen hábitos diferentes, posibilidades económicas diferentes, y no siempre tienen algo que esté rico y además sea nutritivo.

–Pero cómete una ensalada –ha intentado decirles Melissa–, hojitas verdes, pechuga asada, échale arándanos, quesito de cabra, vinagreta…

Y aunque ella lo intente, reflexiona: “¿Les voy a decir eso? No, porque no lo conocen”.

Las cooperativas a cuestas con la nueva norma alimentaria
El reto lo están enfrentando las cooperativas porque mientras se les recomienda incluir papa, yuca, camote o quinoa en la oferta culinaria, no pueden subir los precios. Melissa calcula que los niños reciben entre 30 y 35 pesos diarios para sus alimentos y, aunque con ese presupuesto tal vez podrían aumentar los precios, el acuerdo económico es inamovible: todo cuesta y costará seis pesos.

¿Cuál es la realidad de ahora? Los puestos están pelones y la imagen que dan no es de vida saludable, sino aburrida y precaria. El puesto de tacos sobrevivió y los tacos de ahora tienen poquito, sí, un poquito de guisado, arroz o frijol. Tres pedacitos de muslo en el taco. Melissa alguna vez vio que había albóndigas, pero al llegar al taco, era sólo una albóndiga partida a la mitad.

Las palomitas hechas con aire también sobrevivieron y en el puesto de semillas sólo hay semillas de girasol, amaranto, cacahuate sin sal, garbanzo con chilito y obleas. Las aguas frescas y las paletas de hielo todavía siguen. Y para el puesto de frutas se conservan el pepino, la jícama y la zanahoria e innovaron con unas brochetas de fruta, que tienen dos mitades de fresa y dos uvas.

Las cosas no han sido sencillas para una maestra como Melissa, en varias ocasiones ha tratado de hablar con los papás y mamás y ellos se han molestado. Piensa que la ‘escuela para padres’ es fundamental y debería ser obligatoria. Deberían poder encontrar en esos espacios temas de crianza positiva, autoestima, límites, autoconocimiento y las formas de mejorar la comunicación con hijos, hijas e hijes. Siente que los tutores se encuentran desorientados y se molestan de sobremanera cuando se les trata de dar información científica.

“Usted, ¿qué va a saber?”, “usted no me va a venir a decir nada”, así le han respondido. También piensa que es urgente ejecutar los presupuestos, por ejemplo, para el programa Desayunos Escolares Calientes.

Los niños y las niñas están desilusionados de la comida en la escuela, entonces arman sus actos de rebeldía como traer frituras escondidas en botes de leche Alpura para que no se vea la bolsa; traerán tubos completos de galletas de chocolate y la repartirán entre varios para mostrar solidaridad; algún traficante de comida chatarra traerá sus productos para vender en la mochila, aunque todavía no ha sido descubierto por la maestra.

Y los niños han politizado el tema.

—Todo es culpa de Claudia Sheinbaum porque ya no nos deja comer, ¿para qué votamos por ella? —dijo algún niño que vive en una zona muy politizada y de afiliación al partido Morena.

—No hubiéramos votado por ella —dijo un compañerito más.

—Pero ustedes ni pueden votar…—replicó la miss.

Y aunque la maestra explicó que eso nada tiene que ver con el gobierno y que los cambios son para mejorar la calidad de la comida, la nutrición y la salud, los niños y niñas ahora tienen la idea de que estarían mejor con Xóchitl e incluso con Máynez, del que siguen cantando “Máynez, Máynez, Máynez…”.

La discusión no acaba en eso, ahora hablan del Chocolate del Bienestar, que no ha llegado a su escuela. “Maestra, ¿usted va a comer ese chocolate?”. Los demás ríen. Pequeños que replican lo poco que recuerdan de conversaciones que escuchan en casa, en la radio, en la tele o en TikTok; pequeños que algún día serán votantes y recordarán la guerra contra las papitas y las golosinas que vivieron. Pero algo lo tienen muy claro: “si te metiste con los dulces, te metiste con la niñez mexicana”.

POR: MILENIO

Más Noticias

Educar es avanzar: Víctor Leija reconoce a estudiantes destacados de Cuatro Ciénegas
Resaltan esfuerzo y dedicación de estudiantes con los mejores promedios Cuatro Ciénegas, Coahuila a 16 de junio del 2025.- Con el firme propósito de seguir...
Sari Pérez fortalece el apoyo social con el programa “Frontera con Corazón”
● El gobierno municipal, en equipo con el sector privado, atiende con alimentos,higiene y seguimiento médico a quienes más lo necesitan.Frontera, Coahuila; a 16 de...
WhatsApp mostrará publicidad: ¿Dónde verás los anuncios y cómo funcionará su suscripción de paga?
WhatsApp mostrará anuncios dentro de su servicio de mensajería porque la compañía busca invertir en inteligencia artificial y otros proyectos a largo plazo. Meta comenzará...

Relacionados

Facllece Rafael Acosta, fundador de Los Locos del Ritmo e integrante de Los K’comxtles, a los 80 años
‘Rafa’ Acosta era uno de los pioneros del rock mexicano....
¡En DIF Sabinas seguimos impulsando el aprendizaje y el desarrollo!
SABINAS, COAH. – Con gran entusiasmo se llevó a cabo...
¿Doctor Simi abre nueva cafetería?
La figura más carismática del sector farmacéutico ahora también tiene...
¿Qué hacer si tu celular se moja? Evita estos errores y sálvalo a tiempo
¿Se mojó tu celular? Evita el arroz y conoce los...
"Cómo entrenar a tu dragón" despega en taquilla y supera a "Lilo & Stitch"; recauda 83 mdd en su primer fin de semana
Demostrando la “fuerza” que aún tienen algunas adaptaciones de los...
Pepe Aguilar afirma que revisará el contrato de exclusividad de Gussy Lau, quien pide que le sea liberado
El cantante afirma que, su intención, no es tener firmado...

Suscríbete

Inscribete a todas nuestras noticias y avisos.