Llegó a México huyendo de ataques armados
Zuhlay Puzkar Kessel, vivió el horror de los estruendos de los bombardeos en Jerusalén por ataques de grupos terroristas
Alberto Rojas Carrizales
LA PRENSA
Zuhlay Puzkar Kessel, una mujer israelita de 69 años de edad, alzó la voz desde su residencia en la colonia 21 de Marzo de Monclova para pedir un alto al fuego entre Israel e Irán, conflicto que ha cobrado la vida de inocentes en ambas naciones y mantiene en alerta al mundo.
Llegó a México cuando tenía 34 años de edad junto a sus padres huyendo de la guerra con Palestina, recuerda que a la edad de nueve años vivió estruendos de los bombardeos en Jerusalén durante los ataques de grupos terroristas árabes palestinos.
Desde entonces, ha llevado consigo la añoranza por su tierra natal recordando inclusive la Guerra de los Seis Días en 1967 contra Egipto y Siria a los cuales Israel derrotó ampliando su territorio, aunque confiesa que le gustaría retornar pero no para vivir, sino que regresaría inmediatamente a Monclova.
“Viví los bombazos en Jerusalén, eran tiempos de miedo”, relató Zuhlay quien señaló que encontró en Monclova un refugio de tranquilidad y arraigo, añadió que se enamoró de la ciudad por su tranquilidad y vida sencilla a la cual llegó para quedarse invitada por una amiga en el entonces Distrito Federal.
Aunque le gustaría visitar Israel, el alto costo de los vuelos y la inseguridad derivada del conflicto bélico con Irán y las tensiones permanentes con Palestina, la mantienen alejada, por otro lado, desde su visión, Estados Unidos apoya a Israel con fines que podrían incluir una futura anexión del territorio fundado en 1948 tras el Holocausto.
También rechaza la creencia de que las tierras ocupadas por Israel pertenezcan a los árabes, defiende con firmeza que el Estado israelí fue creado para el pueblo judío al término de la Segunda Guerra Mundial, después de que millones fueran exterminados por el régimen nazi.
Con honestidad, lamenta que en su país natal la mujer siga siendo vista como inferior, “allá la mujer es un cero a la izquierda, el hombre tiene toda la autoridad, pese a esa realidad, aún extraño Israel, sobre todo su cocina, los dátiles, higos y uva”.
En Monclova ha trabajado en pequeños comercios y ha formado una vida sencilla, a diferencia de sus padres, que profesaban el judaísmo, ella abrazó la fe de los Testigos de Jehová, a 35 años que llegó a esta ciudad recalcó que vive feliz en esta localidad.