LA SEPULTAN 19 DÍAS DESPUÉS DE SU MUERTE; HAY DOS DETENIDOS
Tenía 12 años, practicaba boxeo y cursaba sexto de primaria. Había sido víctima de violación y era considerada una menor en riesgo por el DIF. Fue asesinada el 8 de junio
Por: Karla Cortez
LA PRENSA
NUEVA ROSITA, COAHUILA. — “No quiero que se la lleven”, lloraba una compañera de Brisa Izela, la estudiante de 12 años de la escuela primaria “José María Morelos” que fue brutalmente asesinada el pasado 8 de junio. Ayer viernes 27, tras casi tres semanas de espera, finalmente el cuerpo de la menor fue entregado a su madre y se ofició una misa de cuerpo presente antes de su sepultura en el panteón municipal.
Una historia que conmocionó a la Región Carbonífera: Brisa, una niña apasionada por el boxeo, alegre y sencilla, fue víctima de un crimen atroz.
El cuerpo de la menor llegó a Sabinas al mediodía del viernes, donde médicos forenses de la Fiscalía General de Coahuila, realizaron el protocolo de entrega.
Su madre, Gloria Marisa Castellanos Márquez, recibió apoyo psicológico durante el proceso. Más tarde, el cuerpo fue llevado a una funeraria y posteriormente a la Iglesia de Guadalupe en Nueva Rosita, donde se celebró la misa. Sus compañeros acudieron vestidos de blanco, con flores y globos, recordándola con cariño.
“Nadie debe morir de manera violenta”, expreso José Luis Hernández Bermea, padre de la Iglesia de Guadalupe de Nueva Rosita, donde se llevó a cabo la misa de cuerpo presente de Brisa Izela.
Durante la Misa, sus compañeritos de clase, sus amigos del box y sus conocidos no paraban de llorar, mientras que el Padre leía textos de la biblia, su madre Gloria Marisa, gritaba desconsolada por la muerte de su pequeña hija.
Brisa fue sepultada en el panteón de Santa Rosa de Lima al son del mariachi, mientras su comunidad lloraba su ausencia.
UNA HISTORIA MARCADA POR LA DESPROTECCIÓN
Brisa Izela nació el 13 de enero de 2013. Medía 1.53 metros, pesaba 55 kilos y tenía una cicatriz en el codo derecho. Cursaba el sexto grado. Había encontrado en el boxeo una motivación y disciplina para seguir adelante, pero vivía en un entorno complicado.
Desde 2023, autoridades municipales ya la identificaban como una niña en situación de alto riesgo. Fue vista varias veces deambulando sola. La orientadora municipal Lorena Sáenz Menchaca declaró: “Era una niña en riesgo. Estábamos trabajando con su mamá, pero el sistema no fue suficiente ni llegó a tiempo”.
En enero de 2024, Brisa fue víctima de violación, hecho que quedó registrado ante las autoridades locales.
DESAPARICIÓN Y HALLAZGO
El domingo 8 de junio, Izela salió con una amiga a las 5:00 de la tarde. No volvió. Su desaparición fue reportada hasta el martes 10. No fue sino hasta el 16 de junio que la Fiscalía activó la Alerta Amber y un día después, fue hallado el cuerpo de una menor con sus características en un lote baldío del ejido Santa María, en San Juan de Sabinas, en un predio conocido como “La Minita”, mismo que más tarde se confirmaría era de Brisa.
Presentaba signos de violencia extrema, presunta agresión sexual, lesiones visibles en el cuello y el cuerpo en condiciones que dificultaron su identificación.
Ese mismo día, la Fiscalía General del Estado anunció la detención de Luis “N”, de 28 años, en Monterrey, como presunto feminicida. También fue detenida María Elisa “N”, su tía y cómplice, quien es maestra en la Secundaria Técnica “Julio Galán Romo” de Nueva Rosita.
Ambos fueron imputados formalmente el 20 de junio. El 24 de junio, un juez los vinculó a proceso y les dictó prisión preventiva. La investigación complementaria durará dos meses.
Aunque se anunció que el cuerpo de Brisa sería entregado a su familia el 23 de junio, los estudios genéticos retrasaron la entrega.
Su sepultura ocurrió finalmente el 27 de junio, cerrando un ciclo de dolor, indignación y una urgente reflexión sobre los vacíos del sistema de protección infantil.
Con el entierro de Brisa Isela este viernes, se cierra uno de los capítulos más dolorosos en la historia reciente de Nueva Rosita.
Su llegada al panteón marcó el fin de una espera angustiante y el inicio de una ausencia que dolerá por mucho tiempo.
Ahora, será el tiempo —y la justicia— los que determinen si los dos presuntos responsables, hoy tras las rejas, recibirán el castigo que la sociedad exige y que Brisa Izela merece.