Fundado en 1947, como “Salón Monclova”, es un lugar emblemático que propicia la charla entre amigos, un respiro después del trabajo o simplemente buenas melodías para el alma
Luis Ángel Estrada
La Prensa
En pleno corazón de Monclova, en la esquina de Abasolo con Hidalgo y Morelos, existe un rincón que guarda el espíritu de la ciudad: Bar Monclova. Fundado en 1947 como “Salón Monclova” por don Pedro Vázquez Jiménez, este emblemático lugar ha sido testigo silencioso de generaciones enteras que han buscado un respiro después del trabajo, una charla entre amigos o simplemente buena música que acaricie el alma.
Quedó a cargo de su hijo Horacio Vázquez Ballesteros y hoy está bajo la tercera generación de la familia, al mando de Pedro Vázquez González, el bar sigue siendo ese refugio fiel donde los trabajadores llegan a sacudirse el cansancio, muchas veces acompañados de sus esposas, novias o amistades entrañables.
No es raro que quienes entran como clientes terminen saliendo con nuevas amistades, porque aquí, lo que más se sirve es la calidez.
Con una luz tenue que abraza, paredes adornadas con fotografías de íconos de Hollywood y una emblemática rockola que revive joyas musicales de The Beatles, Guns N’ Roses, Queen, Pedro Infante, José Alfredo Jiménez, Juan Gabriel, Rocío Dúrcal y muchos más, el Bar Monclova es un viaje sonoro al pasado, a la época en que la música contaba historias y los bares tenían alma.
Discreto por fuera, acogedor por dentro, este lugar no necesita extravagancias para enamorar. Basta con entrar una vez para entender por qué tantos lo llaman su segunda casa.
Si aún no lo conoces, ven y déjate envolver por su historia, su ambiente y su música. Porque hay lugares que no se olvidan… y el Bar Monclova es uno de ellos.