Colaboradores de la Casa de Rescate “Cristo Vive” comparte mucho más que comida: un mensaje de esperanza a personas en situación vulnerable
Por Iván Villarreal
La Prensa
Con una vaporera llena de taquitos y un corazón dispuesto a servir, un grupo de colaboradores de la Casa Rescate “Cristo Vive”, llegó a la Clínica 7 del IMSS de Monclova para compartir mucho más que comida: llevaron un mensaje de esperanza y fe a personas en situación vulnerable.
Jorge Eduardo, conocido como “el hermano Jorge”, es uno de los impulsores de esta labor altruista. Junto a las hermanas Carla, Ceci, Karina, Nataly, Yasmín, Narcy y los hermanos Otoño y Antonio, dedican su tiempo y esfuerzo a llevar alivio físico y espiritual a las familias que enfrentan momentos difíciles.
“Nosotros venimos a servir a Dios y a la gente. Regalamos alimento a quien lo necesita, pero también ofrecemos una palabra de aliento, una oración, porque no solo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de Dios”, expresó Jorge con convicción.
Durante su estancia en la escalinata de la Torre B del IMSS en Monclova, además de entregar comida sin ningún costo, los voluntarios ofrecen oración por enfermos y personas en crisis. Recogen nombres completos y los padecimientos que enfrentan para después, en comunidad, elevar plegarias y pedir por su sanación.
“Yo soy testimonio vivo del poder de Dios. Fui sanado de principios de leucemia y de daños severos por el uso de drogas. Cuando fui liberado, entendí que debía compartir este mensaje con otros. Dios transforma vidas, sana enfermos, quita el luto, la ansiedad y la soledad”, compartió Jorge Eduardo, visiblemente emocionado.
La labor de estos voluntarios no busca reconocimiento, sino tocar corazones y sembrar esperanza. A través de un taco caliente y una palabra de fe, recuerdan que aún en los momentos más oscuros, hay una luz capaz de cambiarlo todo.