Fue nombrado uno de los mejores pueblos turísticos rurales del mundo gracias a su biodiversidad única, riqueza cultural y compromiso con el turismo sostenible
Alonso Crisante
LA PRENSA
CUATRO CIÉNEGAS, COAHUILA.– En medio del desierto coahuilense, un oasis ha captado la atención del mundo. Cuatro Ciénegas fue reconocido por la ONU Turismo como uno de los “Best Tourism Villages” de 2024, una distinción que lo coloca entre los mejores destinos rurales del planeta gracias a su biodiversidad única, riqueza cultural y modelo de desarrollo turístico sostenible.
Este reconocimiento, otorgado en 2024 en el marco de la 122ª reunión del Consejo Ejecutivo de la ONU Turismo, celebrada en Cartagena de Indias, Colombia, premia a comunidades rurales que promueven el turismo como herramienta de conservación y bienestar social. En total, 55 pueblos de distintos países fueron seleccionados, y Cuatro Ciénegas fue uno de los tres mexicanos en obtener la distinción.
Situado en el corazón de Coahuila, este Pueblo Mágico es mucho más que un destino turístico. Su paisaje desértico convive con manantiales, ríos subterráneos y pozas cristalinas que han sido estudiadas por científicos de todo el mundo debido a su biodiversidad, incluyendo especies endémicas y estromatolitos, considerados una de las formas de vida más antiguas del planeta.
El reconocimiento no solo destaca la belleza del entorno, sino también el esfuerzo de la comunidad por protegerlo. Muchas de las pozas naturales están cerradas al nado para preservar sus frágiles ecosistemas, aunque otras permiten actividades como kayak, esnórquel y paddle surf, bajo estrictas regulaciones.
Más allá de la naturaleza, Cuatro Ciénegas conserva un fuerte legado histórico. En su centro destacan la Parroquia de San José y la casa natal de Venustiano Carranza, hoy convertida en museo. A las afueras, las antiguas minas de mármol y las dunas de yeso—antiguamente explotadas por la industria minera—han sido resignificadas como espacios turísticos, incluso con espectáculos nocturnos de video mapping sobre paredes decoradas con arte huichol.
Los visitantes también pueden disfrutar de experiencias enoturísticas en viñedos locales como Bodega Ferriño y Vinos Vitali, donde se ofrecen recorridos, catas y paisajes ideales para una escapada tranquila y consciente.