SU ÚLTIMO OBSEQUIO: JOSÉ JUAN, DONÓ VIDA A 150 CORAZONES
A un año de su partida, su historia nos recuerda cómo el amor y la voluntad de dar pueden transformar la tristeza en un legado de esperanza
Por: Roberto Ulíbarri Hernández
LA PRENSA
PARRAS, COAHUILA. – Hace un año, en el Rancho Boquillas del Refugio, la familia de José Juan Hernández Hernández se preparaba para cumplir una promesa familiar. Había alegría, comida, reencuentros, niños corriendo entre los huizaches. Nadie imaginaba que ese fin de semana, dedicado a la Virgen del Refugio, se convertiría en una herida profunda para toda una familia. Pero también, en un legado de amor que salvaría decenas de vidas.

José Juan, originario de Parras y radicado en Monterrey, tenía 52 años. Era padre de cuatro hijos y abuelo de tres pequeños. Almacenista de profesión, atleta por pasión, y generoso por decisión. Esa fue su elección de vida: dar tiempo, dar ayuda, dar consuelo. Y al final, dar vida con su cuerpo.
“Nosotros siempre decimos que mi papá fue, es y será un héroe”, dice su hija Mayte. “Aún ahora, cuando los niños ganan estrellitas en el kinder, van y se las ponen junto a su foto. Todavía tenemos sus cenizas aquí, y todos los días seguimos hablando de él como si fuera a contestar el teléfono en cualquier momento”.

El duelo no ha sido fácil. El impacto fue repentino. Mayte, Yesenia y Katia lo acompañaron ese fin de semana a Parras, cumpliendo con la manda de su abuela fallecida. Era la primera vez que él podía tomarse unos días para ir con ellas a la celebración religiosa. Estaba contento. En las fotos se ve su sonrisa. Estaba en paz.
“Se sintió mal el sábado. Le dolía la cabeza. Pero aún así, sacó a los niños a pasear, subió a los caballos con ellos. Fue hasta la noche que su semblante cambió. Mi hermana le dijo: ‘Vámonos al hospital’. Y fue allí cuando empezó todo“, relata Mayte.

En el trayecto de Boquillas a Parras, -unos treinta minutos- José Juan ya iba mal. Llegó a la Clínica 6 del IMSS con un derrame cerebral. El lunes, el estudio de actividad cerebral confirmó lo que nadie quería aceptar: había muerte cerebral.
“Fue como si nos apagaran la vida de un jalón. Pero no dudamos. Ni un segundo. Cuando nos dijeron que podía donar, dijimos sí. Porque siempre nos lo dijo. Siempre. Él quería ayudar hasta el final“, recuerda su hija.

Ese mismo lunes 8 de julio de 2024, en el Hospital General de Zona No. 2 del IMSS en Saltillo, se concretó la procuración multiorgánica. Donó hígado, riñones, pulmón, córneas y tejido óseo. Su corazón, el que tanto dio en vida, fue el que se detuvo. Todo lo demás sirvió para ayudar a más de 150 personas.
“Nos explicaron que podía dar esperanza de vida. Que eso era lo que se necesitaba. Y dijimos que sí, que fuera como él quería“, dice su hija.

Las vidas de más de 150 personas cambiaron radicalmente gracias al acto final de José Juan. Personas anónimas que hoy caminan, ven, respiran y viven por una voluntad tomada en vida y respetada por sus hijas. Lo que fue para ellas el momento más oscuro, se convirtió también en un acto de amor supremo. Cumplieron su última voluntad y transformaron el dolor en un regalo para otros.
“Nunca pensamos que de una tragedia saldría algo tan hermoso. Saber que gracias a él alguien más abra los ojos, vuelva a correr o pueda respirar, nos da consuelo“, afirma Mayte.

Tan fuerte fue su ejemplo, que las tres hijas —Mayte, Yesenia y Katia— han tomado una decisión irrevocable: ellas también serán donadoras de órganos. “Cuando llegue nuestro momento, queremos seguir su ejemplo. Queremos seguir ayudando, como él nos enseñó“, afirma Mayte.
La hermana mayor de José Juan, doña María Ignacia Hernández Hernández lo recuerda como un hombre sin dobleces.
“No fumaba, no tomaba, se cuidaba como si supiera que un día sus órganos iban a ser la diferencia entre la vida y la muerte para alguien más. Él lo decía en broma: ‘Yo quiero donar todo lo que sirva’. Y lo tenía escrito en su licencia“.
José Juan ya había sido donador en vida. Una vez, una bebé de Parras necesitaba plaquetas para una operación a corazón abierto. Solo sus plaquetas sirvieron. La niña, hoy adolescente, está viva. “Era como si tuviera el corazón programado para dar, siempre dar“, dice su hermana.

María Ignacia, entre lágrimas, habla también del dolor profundo que se ha instalado en la familia. “Las niñas han pasado una racha muy dura. Problemas económicos, personales. Es como si todo se hubiera venido abajo. Pero Mayte es fuerte. Ella es quien se ha convertido en el soporte de todos“.
REGRESARON AL RANCHO DE BOQUILLAS DEL REFUGIO
Volver al rancho este año no fue fácil. Pero fueron. Había que cumplir con la manda de la Virgen. En la misa, su retrato fue colocado junto al altar. Su tía le rindió un homenaje. Su padre, al ver la foto, rompió en llanto. Todos lo hicieron. “Queríamos salir corriendo al monte, a gritar. Pero nos quedamos. Por sus hijas. Por él”.

Hoy sus cenizas siguen en casa. Pero pronto serán llevadas a Parras. Junto a sus reconocimientos, su legado, su historia.
José Juan no solo murió como un héroe. Vivía como uno. Fue un hermano protector, un papá incondicional, un abuelo que jugaba con los pequeños como si tuviera diez años menos. Fue quien nunca faltó cuando se necesitaba sangre, cuando una familia no tenía qué comer, cuando alguien enfrentaba el cáncer solo.
Mayte lo resume así: “A veces pensamos que nos vamos a caer, pero entonces recordamos a mi papá, su voz, sus consejos, su fuerza. Y nos volvemos a levantar”.

José Juan sigue aquí. En las sonrisas que sembró, en los cuerpos que sanó, en las vidas que extendió. En cada historia como esta. En cada órgano que sigue latiendo. En cada niño que ahora juega, cada mujer que ahora ve, cada hombre que ahora respira.
Su cuerpo se apagó, pero su voluntad encendió la vida.
Siempre será nuestro héroe.
DÍA NACIONAL DE LA DONACIÓN Y TRASPLANTE DE ÓRGANOS Y TEJIDOS
Cada 26 de septiembre se conmemora en México el Día Nacional de la Donación y Trasplante de Órganos y Tejidos. Esta fecha tiene el objetivo de crear conciencia sobre la importancia de donar para salvar vidas.

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) destacó que los trasplantes no solo alargan la vida de las personas, sino que les devuelven su autonomía, su energía y su capacidad de reintegrarse a la sociedad. Pacientes con enfermedades como insuficiencia renal, daño hepático, enfermedades pulmonares o cardiopatías severas pueden vivir entre 10 y 15 años más gracias a una donación exitosa.
La doctora Nubia Denisse Avilez Pacheco, jefa de Área de Donación del IMSS, señaló que tras un año de recuperación, el paciente trasplantado puede volver a su vida productiva, familiar y social. Pero el éxito no se logra solo con el trasplante. Es clave el compromiso del paciente con su tratamiento, una dieta adecuada, ejercicio y seguimiento médico.
¿QUIÉN PUEDE DONAR?
Personas de entre 18 y 65 años con buen estado de salud.
En vida: es posible donar un riñón, un lóbulo del hígado o médula ósea.
Tras fallecimiento: se pueden donar corazón, riñones, hígado, pulmones, intestinos, córneas, piel, hueso, válvulas cardiacas, tendones, entre otros.

Hasta mayo del 2025, durante la actual administración, el IMSS ha realizado más de 6,111 donaciones cadavéricas, 5,015 de tejidos y 1,096 trasplantes multiorgánicos. Sin embargo, la necesidad sigue siendo enorme: actualmente hay 19,528 personas en espera de un trasplante en México, de las cuales 14,824 son derechohabientes del IMSS. Los órganos más requeridos: riñones y córneas.
Hazlo hablar en casa: La decisión de donar debe ser compartida con la familia. Son ellos quienes, llegado el momento, podrán autorizar o rechazar la donación.
José Juan habló. Su familia escuchó. Y 150 personas hoy viven gracias a ello.