Cada mes ocurren 10 a 15 partos de adolescentes
Menores de 13 y 14 años engrosan la estadística que preocupa profundamente al personal médico y autoridades locales
Luis Ángel Estrada
La Prensa
El Hospital Amparo Pape de Benavides enfrenta una creciente problemática de embarazos en adolescentes, algunos de ellos en menores de apenas 13 y 14 años de edad, situación que ha generado alarma entre el personal médico y autoridades locales.
De acuerdo con el director del nosocomio, el doctor Ángel García Rodríguez, pese a los esfuerzos interinstitucionales para frenar esta tendencia, los casos persisten. “Todos los días paso por las salas y les pregunto si ya les explicaron cómo amamantar, si saben sobre las vacunas. Aunque reciben toda la información, muchas de ellas no logran procesarla por su inmadurez”, expresó.
El médico subrayó que el impacto no se limita al ámbito hospitalario, ya que la maternidad en edades tan tempranas afecta el desarrollo emocional y físico de las adolescentes, así como el de sus hijos. Explicó que muchas de las jóvenes llegan con una nutrición deficiente, han interrumpido sus estudios y, en muchos casos, provienen de entornos de violencia o disfunción familiar.
“El problema no es solo clínico, es social. La mayoría de estas niñas no tiene herramientas emocionales ni educativas para asumir una maternidad responsable”, advirtió García Rodríguez.
El hospital reporta un promedio de 3 a 4 partos diarios, lo que equivale a cerca de 120 nacimientos al mes. Entre el 10 y el 15 por ciento de estos corresponden a adolescentes menores de 18 años, lo que significa entre 10 y 15 nacimientos mensuales de madres adolescentes, incluidos varios casos de menores de 15 años.
Ante este panorama, el doctor reiteró la urgencia de fortalecer los programas de educación sexual desde edades tempranas, así como de garantizar el acceso a servicios de salud reproductiva y apoyo psicológico. “No basta con repartir información. Necesitamos trabajar con las familias, las escuelas y las comunidades para prevenir este fenómeno que marca la vida de las menores y de sus hijos”, señaló.
El llamado es claro: se requiere una intervención más profunda y sostenida para revertir una situación que, más allá de cifras, refleja un problema estructural que compromete el bienestar de generaciones enteras.