Desaparecen soldados mexicanos al encontrarse con misteriosas brujas en sierras mexicanas
Por Xiadani Gómez/Agencias
La Prensa
MÉXICO.- En lo profundo de las sierras mexicanas, soldados han reportado encuentros con figuras femeninas enigmáticas que parecen surgir de la nada. Las describen como mujeres vestidas de blanco, rodeadas de niebla, que los guían… o los desvían. Algunos las llaman brujas, pero en los pueblos cercanos se les conoce como las guardianas del bosque.
Los relatos coinciden en que estas entidades aparecen justo antes de que se pierdan en la maleza o tras operaciones fallidas. Se esfuman sin dejar huella, como si nunca hubieran estado ahí. Lo inquietante es que las tropas que las ven suelen regresar con historias confusas y rastros físicos: arañazos, quemaduras leves o incluso sin memoria.
A lo largo de los años, diferentes destacamentos militares han hablado entre voces sobre estas apariciones. Aunque no hay registros oficiales, los testimonios entre soldados circulan como advertencia. Algunos incluso afirman que sus brújulas y radios dejan de funcionar justo cuando estas mujeres aparecen.
Esta leyenda viva ha despertado el interés de investigadores del misterio y fans del ocultismo. ¿Quiénes son realmente estas guardianas? ¿Son espíritus protectores de la naturaleza o fuerzas que protegen algo más antiguo y peligroso? Lo cierto es que donde ellas aparecen, siempre ocurre algo fuera de lo común.
Leyendas paranormales de militares en la Sierra: encuentros con entidades femeninas
No se sabe con certeza la fecha, pero la historia cuenta que durante una misión de patrullaje rutinaria en una sierra del centro de México, comenzaron a circular testimonios inquietantes: soldados desaparecían sin dejar rastro. Lo extraño no era solo su ausencia, sino las condiciones que la rodeaban. Estas desapariciones ocurrían de madrugada, durante guardias solitarias o exploraciones breves a pocos metros del campamento.
Los testigos describen una misma secuencia: un soldado se separa, su linterna parpadea y se apaga; segundos después, las radios se llenan de estática y voces apenas audibles, entre risas sutiles y viento frío. Se dice que al llegar al punto, el grupo solo encuentra un fusil tirado o, en casos más siniestros, su casco y arma colgados en una rama, como si una entidad quisiera dejar una marca.
Los soldados comenzaron a hablar de las Guardianas de la Sierra, figuras femeninas que se movían entre los árboles como sombras. Algunos las consideran brujas, otros espíritus protectores del monte que rechazan toda presencia armada. El miedo creció tanto que un teniente recurrió a un curandero local, quien recomendó poner sal en los talones de las botas y hacer oraciones específicas. Sorprendentemente, las desapariciones cesaron o, al menos, disminuyeron. Pero el respeto por la zona quedó grabado en todos. Lo más inquietante es que los reportes no se detuvieron ahí. Tiempo después, durante una operación militar en la Sierra de Lobos, Guanajuato, un pelotón enfrentó algo aún más escalofriante. Al internarse en un claro tras escuchar gritos distorsionados, fueron emboscados por criaturas humanoides de más de dos metros, piel grisácea, ojos rojos brillantes y garras afiladas. El ataque fue tan brutal como inexplicable: soldados heridos, radios inutilizadas, municiones que fallaban, y cuerpos cayendo sin que se viera de dónde venía el golpe.