Hipocresía Republicana
Por Especial
La Prensa
MÉXICO.- A pesar del discurso oficial de austeridad republicana promovido por su padre, el expresidente Andrés Manuel López Obrador, Andrés Manuel López Beltrán, conocido como “Andy”, protagonizó un nuevo escándalo al revelarse que su reciente viaje a Japón implicó un gasto aproximado de 15 mil pesos diarios, de los cuales 7,500 pesos fueron exclusivamente en hospedaje, en un hotel de lujo ubicado en el exclusivo distrito de Minato, Tokio.
Los registros y datos disponibles apuntan a que López Beltrán se hospedó durante al menos una semana en una suite de categoría premium, sin incluir gastos adicionales como alimentación, transporte interno, experiencias turísticas personalizadas ni, por supuesto, el boleto de avión en clase ejecutiva y un posterior desplazamiento hacia Praga, República Checa, donde también fue captado en hoteles de alto perfil.
Este estilo de vida contrasta abiertamente con la narrativa de vida austera que López Obrador impulsó durante su sexenio y que sus hijos han intentado replicar discursivamente, aunque con hechos cada vez más difíciles de justificar.
Una carta que insulta la inteligencia
En un intento por frenar las críticas, Andy López Beltrán difundió una carta pública a través de redes sociales, en la que asegura que “sus gastos fueron cubiertos de manera personal” y que se encuentra “en pleno ejercicio de su derecho a vacacionar”. No obstante, la carta evita mencionar de manera puntual el origen de los recursos, omite explicar el vínculo entre su estilo de vida y los supuestos negocios familiares con proveedores del gobierno, y pretende zanjar el debate sin dar una rendición de cuentas clara ni creíble.
Además, la carta apela a un tono moralista que busca presentar a los críticos como “enemigos de la transformación”, repitiendo el viejo libreto del lopezobradorismo: victimización, evasión de los hechos y descalificación automática de toda exigencia de transparencia.
Las imágenes de Andy en Japón y Europa contrastan con el rostro cotidiano de millones de mexicanos que enfrentan una economía estancada, servicios públicos deteriorados y una violencia incontrolable. Mientras tanto, la llamada “familia real de la 4T” continúa acumulando episodios de derroche que desacreditan el relato del gobierno que prometió ser distinto.
El caso de Andy no es el primero. La ya célebre “Casa Gris” de su hermano José Ramón López Beltrán en Houston, los lujos de otros cercanos al régimen, y los negocios opacos con entornos del poder, configuran una narrativa cada vez más insostenible.
La pregunta que persiste no es solo quién pagó, sino de dónde salió el dinero. Y lo más grave; cómo se ha normalizado el silencio cómplice desde el poder.