Rubén Moreira Valdez
No podemos darnos por sorprendidos; los vientos que auguraban los cambios se hicieron sentir desde décadas atrás. Algunos se alarman, pero en el Brexit, los triunfos de políticos con narrativas extremas y el primer triunfo del presidente Trump, se anticipaba el fracaso, al menos momentáneo, de las políticas de responsabilidad colectiva y respeto al futuro que abrieron el siglo XXI.
En México triunfó una narrativa polarizante, cargada de soluciones idílicas, llena de prejuicios y con una buena dosis de nacionalismo trasnochado. A la aceptación de estas quimeras contribuyeron errores de fondo atribuibles a quienes empujaron el Pacto por México, entre ellos, un innecesario conflicto con el magisterio y otros que en la argumentación resultaron demoledores como el “gasolinazo”.
Schopenhauer, que nació en esa parte de Polonia que era Prusia y, por lo tanto, lo recordamos como un alemán, nos dejó una serie de frases relacionadas con la “morbosa” adicción a la lectura. Ejemplo: “El público en general cree que los libros son como los huevos: hay que comerlos frescos; de ahí el éxito de las novedades”. Frente a mí, en una de las librerías de Donceles apareció el texto de Francisco Suárez Dávila: Un viaje por la historia económica de México (y sus crisis). Después de un breve regateo, fue a dar al morral y, en un fin de semana quedó concluida su lectura. Fue tal el agrado, que regresé a la antigua calle de Cordobanes y adquirí, del mismo autor, Convención en el Purgatorio sobre el futuro de México.
Suárez Dávila fue protagonista en la historia reciente del país. Aclaro, para mí, el adjetivo reciente, se aplica a los últimos 62 años. En el libro: éxitos y fracasos de las políticas públicas en México y un análisis de las decisiones tomadas, para bien o para mal, por los distintos gobiernos. La relación con nuestros poderosos vecinos aparece en casi todos los capítulos y eso le da a la obra una emoción parecida a la que padece un sexagenario en la montaña rusa.
En el apartado dedicado a las crisis económicas suscitadas en los gobiernos de Miguel de la Madrid y Ernesto Zedillo, hay líneas que ilustran las presiones que de parte de los americanos padece México de vez en cuando. En el primero de los casos, el endurecimiento de la postura mexicana trajo buenos resultados y, en el segundo, la intervención de integrantes de la Cámara de Diputados fue fundamental para mandar un mensaje contundente a los vecinos.
El prusiano dijo: “Si un hombre quiere leer buenos libros, debe evitar los malos; porque la vida es corta, y el tiempo y la energía, limitada”.
Tengo algunos desacuerdos con el libro de Suárez, pero reconozco que es un buen referente para entender a México. En relación con la práctica de la lectura, no albergo esperanza en los diputados de Morena, han demostrado que tienen por hábito votar sin leer.